15 años después de verte nacer, de compartir contigo tantos despertares en el monte y tanto momentos en familia, viendo cómo velabas por cada uno de nosotros, se me hace imposible decirte adiós y sin embargo, no me queda más remedio. Adiós Zar, no solo permanecerás en mi recuerdo, sino que siempre serás mi ojito derecho.
Afortunado el cazador que tiene recuerdos que celebrar, perros a los que honrar y nuevos lances que perseverar.
Dale al play, espero que disfrutes con mi humilde homenaje a un inseparable amigo, deja un comentario con tu opinión y si te gusta, no dudes en compartirlo en tus redes sociales…
¡Un abrazo y al monte!
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