Al hilo de este post sobre el bienestar del perro de caza, comentaba el otro día en mi perfil de Twitter, que leer el timeline de PACMA es como ver un episodio de Cuarto Mileno. Sabes que todo es mentira, pura ficción, pero te quedas embobado viendo cómo la gente participa y cuenta sus propios encuentros en la tercera fase…
Sus publicaciones derraman puro odio hacia el cazador y denotan una falta de escrúpulos total a la hora de lanzar acusaciones, que en la mayoría de casos, se limitan a opiniones personales carentes de prueba alguna.
Y más lamentable aún es ver la sin razón de su horda de seguidores, que animan la difamación a partir de los extraordinarios conocimientos adquiridos en el último documental que vieron calentitos desde el sofá de su casa.
Qué pena cuando el ser humano abandona el sentido común, en el objetivo de auparse a la moda emergente, sin prestar atención a las consecuencias que con ello pueda generar.
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Sobre el bienestar del perro de caza
Hay muchos motivos que me han llevado a escribir este artículo sobre el bienestar del perro de caza.
Uno de ellos, explicar por qué nuestros auxiliares son canes felices que viven en plenitud, probablemente sea una pérdida de tiempo, pues no hay más ciego que el que no quiere ver.
Pero también porque merece la pena poner en entredicho la forma de vida de esos otros perros, los que viven en ciudades o zonas urbanas, “cuidados” por fervientes “defensores de los animales”, a los que nadie cuestiona y que sin embargo, en muchos casos, dejan bastante que desear.
Y para reflejar la diferencia entre el bienestar del perro de caza y el estilo de vida al que se ve obligado un perro de ciudad (lo vamos a denominar así para generalizar y entendernos), no hay nada más eficiente que establecer una comparativa entre ambos.
Identidad e instinto & perros humanizados
Para mí esta es una de las grandes diferencias entre el perro de ciudad y el perro de caza.
A menudo, el primero llega a casa con el único fin de satisfacer las carencias afectivas de su nuevo dueño, que pierde de vista las verdaderas necesidades del perro y, sencillamente, lo humaniza.
Le pone vestiditos, mantas, lo porta dentro de un bolso – o incluso en sillitas, como si fuera un bebé – se hace el dueño de la cama de matrimonio, lo “domestica” a base de chucherías…
En definitiva, lo tratan como un hijo malcriado, en lugar de entender sus necesidades caninas, logrando así animales frustrados y totalmente desequilibrados.
No se puede considerar amante de los animales aquel que se esfuerza en cambiarles su identidad. Como tampoco hay grandeza alguna en limitar sus instintos, pues son casi tan antiguos como nuestra propia historia.
En comparativa, el perro de caza es mucho más feliz, por la sencilla razón de que hace lo que más le gusta y para lo que ha nacido, salir al monte a cazar.
Como cazadores además, no solo proveemos a nuestros canes del entorno ideal para que desarrollen sus aptitudes, sino que potenciamos su identidad.
No pretendemos humanizarlos, tan solo, que disfruten haciendo lo que más les gusta y compartan esa afición con nosotros.
Ejercicio & aburrimiento
Otra gran diferencia que afecta de lleno a la felicidad y bienestar del perro de caza.
Nuestros perros se mantienen en forma a lo largo de todo el año.
Durante la temporada, saliendo a cazar varios días a la semana y una vez finalizada la veda, campeando con nosotros.
Incluso en casa, pues muchos de ellos viven en fincas con espacio suficiente para que corran a diario.
Todo ese ejercicio es vital para ellos y lo desarrollan en libertad, sin ataduras.
Suena ridículo que quien saca a su perro a la calle disfrazado con un jersey, ponga en tela de juicio el bienestar del perro de caza…
En cambio, el perro de ciudad, carece de todos esos beneficios.
En el mejor de los casos, les conceden 15 minutitos de paseo al día para que salgan a hacer sus necesidades y a ser posible, rapidito, que hace frío o tengo cosas que hacer.
Siempre atados con la correa, no vaya a ser que al perro le dé por correr, se nos manche y luego nos pone la casa perdida, hay que bañarlo…
Y claro, los perros gordos como pelotas, porque además de no hacer ejercicio, “cuidamos su dieta” con todo tiempo de galletas y golosinas que “lo hacen feliz”.
Compañía & soledad
En líneas generales, el cazador suele tener más de un perro (sin ir más lejos, yo tengo seis).
Solo un inciso… Por si lo quieres echar un vistazo, aquí te dejo los artículos de cuatro de ellos que ya he presentado en este blog:
- Zar, mi setter inglés de becadas
- Darko, otro crack tras la Dama.
- Figo, la nueva incorporación al equipo.
- La leyenda de una sombra alargada
- Black del Collado de Sejos
En un piso normal de una ciudad cualquiera es bastante improbable que haya más de uno, a lo sumo, dos.
Y esto en mí opinión, es otra de esas cosas que beneficia y mucho su calidad de vida.
Más si cabe con nuestro estilo de vida actual, en el que siempre vamos corriendo a todos lados y prácticamente no disponemos de un minuto libre entre el trabajo y las responsabilidades diarias.
Por lo tanto, el hecho de que nuestros perros de caza cohabiten con otros canes, les permite tener uno o varios compañeros de juegos, no sentirse solos mientras esperan nuestra llegada y ser mucho más sociables.
Conocimiento & ignorancia
Una cosa es tener un perro en casa y otra muy distinta conocerlo y aprender a identificar sus estados.
Y en esto, el cazador tiene una ventaja notable sobre cualquier otro propietario de perros.
No tienes más que sentarte un ratito en la sala de espera de cualquier clínica veterinaria para ver al dueño del caniche que tiene una garrapata en el cuello o la propietaria del Yorkshire que acude a que lo desparasiten…
Lo que es difícil es ver a un cazador en el veterinario por cualquier chorrada de este tipo.
Entre otras razones, porque nosotros si nos hemos molestado en adquirir los conocimientos necesarios para velar por el bienestar del perro de caza.
Y eso es garantía de prevención y mejores cuidados para ellos.
Somos capaces de administrarle inyecciones o gestionar sus tratamientos cuando es necesario.
Y desde luego, no generamos un estrés innecesario al perro, para que el veterinario haga negocio quitándole la garrapata de turno o desparasitándole.
Jerarquía y complicidad & desobediencia
El perro necesita querer y que lo quieran, pero a menudo, el propietario de perros de ciudad confunde la velocidad con el tocino.
Una cosa es mostrar pasión y cariño por nuestro can y otra meterlo en la cama con nosotros.
Cualquier perro necesita dominancia y una jerarquía clara.
Esto que puede parecer brusco para todos esos “amantes de los animales” es lo que después posibilita, en muchos casos, una absoluta conexión y complicidad con nuestro can.
Por el contrario, ves perros de ciudad totalmente desobedientes, anárquicos a las indicaciones de sus dueños, porque en casa no tienen ningún tipo de jerarquía, no vaya a ser que se pongan tristes…
Esa falta de obediencia también se nutre de la frustración, aburrimiento y desequilibrio que generan algunos de los aspectos anteriores.
Transporte de perros
En este punto no puedo establecer comparativas, pues la normativa legal de transporte de perros es la misma para todos.
Quizás por eso es que no entiendo los continuos ataques de animalistas y anti-caza sobre nuestros métodos para desplazarlos de un lugar a otro…
¿Cómo los llevan ellos?
Yo personalmente, me gasté una pasta en un remolque amplio y cómodo para mis setters.
Y como yo, la gran mayoría de compañeros, ya que de la confortabilidad y bienestar del perro de caza durante el viaje, depende el éxito de la jornada de caza a la que nos dirigimos.
Maltrato del perro de caza
Bien, después de todas estas reflexiones…
¿Hay cazadores que maltratan a sus perros?… Por supuesto
Claro que los hay, porque tarados hay en todos los ámbitos de la vida.
Pero una cosa es que haya casos aislados y otra muy distinta que se aproveche la oportunidad para generalizar e intentar atacar a todo un colectivo que precisamente, si por algo destaca, es por el cuidado de sus canes.
Me molesta especialmente cuando se le pone la “etiqueta cazador” a cualquier acontecimiento funesto…
No hace mucho, leía en el Diario Montañés…
“Dos cazadores condenados a 6 meses de prisión por matar a una perra y herir a otra….”
El hecho es lamentable, esto no lo vamos a poner en duda, pero…
¿Es que no tenían otra profesión?. ¿Nunca la tienen?
¿Siempre son cazadores y no electricistas o bomberos?
Abandono del perro de caza
Aquí no me voy a extender demasiado, pues ya publiqué un post con un pequeño extracto del último informe de la Fundación Affinity sobre el abandono de perros en España, que puedes leer aquí.
Y también podemos echar un vistazo a cualquiera de los informes de la Guardia Civil.
En ambos casos la información es esclarecedora y permite desechar al colectivo cinegético como principal precursor del abandono y maltrato de perros.
Por mucho que todos esos “amantes de los animales” sigan empecinados en convertirnos en los malos del cuento.
Igualmente hice una publicación en el VideoBlog hablando sobre el abandono de perros de caza, por si no la viste, te la dejo a continuación.
Conclusiones
Como para la mayoría de cazadores, mis setters son parte esencial en mi vida, y como tal, estoy francamente cansado de que constantemente se ponga en tela de juicio la felicidad y el bienestar del perro de caza.
Mucho más si cabe, cuando esos ataques provienen de un colectivo que si que debería hacérselo mirar, empezando por entender qué es un perro y cuáles son sus necesidades básicas.
No se puede considerar amante de los animales aquel que se esfuerza en cambiarles su identidad, como tampoco hay grandeza alguna en limitar sus instintos, pues son casi tan ancestrales como nuestra propia historia.
¡Un abrazo y al monte!
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Amante de la caza y la naturaleza, enamorado del setter inglés y sordero empedernido. Entre encinas, robles y hayas disfruto de cada instante que me ofrece el monte, alejándome cada vez más del lamentable postureo cinegético.