Con o sin coronavirus, la caza de codorniz 2020 ya es trending topic en foros, RR.SS y coloquios entre cazadores.
Las primeras entradas, el estado de las cosechas o la búsqueda de nuevos cazaderos, no solo se apoderan del protagonismo de nuestras tertulias venatorias, sino que han logrado esquivar cualquier consecuencia pandémica.
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Caza de codorniz 2020: La calidad debe sobrevivir a la cantidad
Ya hace tiempo que nuestra conversación gira en torno a esa Media Veda de codorniz que se acerca alegremente.
Una modalidad tradicional, de cazador y perro, de las que gusta disfrutar, aunque sea venida a menos, como vamos comprobando, salvo excepciones, en estos dos últimos lustros.
Antaño era más lucrativa para el morral, ahora nos vamos encantados si logramos colgar una docenita el día de la apertura, porque muchas son las razones que la mortifican y no tantas las soluciones que se prestan a cambiar esa dinámica negativa, que cada año merma un poco más la densidad que alojan nuestros campos.
Hacer conjeturas sobre lo que nos podemos encontrar en la supuesta desveda es arriesgado, por no decir atrevido, pues se trata de un ave de costumbres cada vez más irreconocibles.
La primeras codornices ya se alojan en nuestros campos
A priori, ya hace semanas que nos han honrado con su visita.
Quien más, quién menos, las escucha cantar aquí o allá.
El campo y las cosechas, en parte por el estado de alarma en que nos encontramos, sobreviven al alza y todo nos invita a pensar que, si nuestros pájaros ligan y crían bien, podamos disfrutar de una campaña codornicera digna.
Pero necesariamente, nuestra satisfacción debe enfocarse en la calidad y no en la cantidad, pues bajarse del coche y volar un ciento quedó para la historia.
Caza de codorniz 2020: Un cambio de expectativas obligado
Hoy debemos fijar nuestros objetivos en disfrutar de la esencia de esos pocos lances que nos depare la jornada. En admirar el trabajo de nuestros perros. En valorar sus aptitudes en el exigente cereal. Sus guías, muestras y patrones. Su tesón y cabezonería para levantar esa codorniz quedona y escurridiza que se resiste a ser descubierta.
Hoy nos toca ser más benevolentes con nuestras aspiraciones.
Pero no me gusta hablar de conformismo, pues en realidad, esa docenita de codornices, si provienen de otros tantos lances de calidad, a perro puesto y bien resueltos, llenan tanto o más el morral que cien de los otros.
¡Un abrazo y al monte!
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Amante de la caza y la naturaleza, enamorado del setter inglés y sordero empedernido. Entre encinas, robles y hayas disfruto de cada instante que me ofrece el monte, alejándome cada vez más del lamentable postureo cinegético.