Se acerca la Media Veda, permitiendo que cazador y perro nos reconciliemos con el arte venatorio y ofreciéndonos un nuevo reclamo, el codornicero, que nos recuerda, si es que en algún momento lo habíamos olvidado, la importancia de ellos, los canes, como grandes compañeros de experiencias cinegéticas.
Pues esto es lo que son. Socios, compañeros, camaradas, compinches, amigos y una larga lista de sinónimos que poco tiene que ver con ese concepto de herramienta que mal utilizan aquellos que solo buscan hacer daño.
Por eso, por lo pasado y atendiendo a lo que está por venir, me parece un gran momento para volver a compartir un artículo que en su momento me publicaron en la Gaceta de Salamanca, en colaboración con la Federación Provincial de Caza de Salamanca.
Va de ellos y de nosotros, de cazador y perro, no dejes de leer, es muy posible que te agrade…
Índice de contenidos
Cazador y perro: No son herramientas, son compañeros de caza
Muchos son los puñales que hoy día apuntan hacia el cazador.
Dagas afiladas que censuran y criminalizan cada trazo venatorio.
Reiteradas oleadas de ataques animalistas, mediante embestidas interesadas y muchas veces orquestadas de forma coordinada, aunque estén basadas en dogmas irreales y muy gastados, como el supuesto maltrato que dispensamos a nuestros perros.
Estigmas insustanciales que año tras año no ampara ningún informe oficial, ni de refutación, lo que pone de manifiesto que nos encontramos muy lejos de abanderar cualquier lista de abandono canino, aunque alguna que otra manzana podrida se haya colado en el barril.
El perro de caza no está explotado…
Ni son perros explotados, ni rezuman crueldad, ni tan siquiera son herramientas cinegéticas, muy al contrario, son compañeros con los que salimos a cazar. Un pequeño matiz gramatical que, sin embargo, pone en relieve un paradigma muy distinto.
Un beeper o una escopeta si se pueden considerar herramientas y por extensión, es probable que nos desagamos de ellas cuando han caído en desuso, no así nuestros canes. Ellos son otra cosa, forman parte de nosotros, de nuestra familia y como tal, nos enfocamos en su bienestar, pues son muchas las emociones que compartimos y escasas las personas con quienes terminamos encontrando ese mismo nivel de complicidad que si alcanzamos con ellos.
Cazador y perro… Un binomio inquebrantable
En casa y en el monte, cazando o paseando, su compañía es un privilegio al que sabemos responder como se merecen.
Y ellos son felices, porque hacen lo que les gusta, lo que les dicta su ancestral instinto, aquello para lo que han nacido: cazar.
Y además son perros equilibrados, porque sus salidas son frecuentes, sino diarias y no deben limitarse a un paseo de 20 minutos, bajo la dictadura de una correa, para hacer sus necesidades.
Quizás no presumen de esos estupendos chubasqueros a la moda, ni los transportamos en fabulosas sillitas, porque ni son bebés, ni pretendemos humanizarlos, ni llegan a casa para suplir carencias afectivas, simplemente respetamos lo que son y nos esforzamos en satisfacer sus necesidades.
Sufrimos cuando los perdemos, nos alegramos al encontrarlos y el día que no están, dejan un profundo vacío muy difícil de llenar, pues tal es la fortaleza de nuestro binomio, que se vuelve imposible de quebrar.
Afortunado el cazador que tiene perros a los que honrar…
Como dice el refrán: «Afortunado el cazador que tiene recuerdos que celebrar, perros a los que honrar y nuevos lances que perseverar»
¡Un abrazo y al monte!
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Amante de la caza y la naturaleza, enamorado del setter inglés y sordero empedernido. Entre encinas, robles y hayas disfruto de cada instante que me ofrece el monte, alejándome cada vez más del lamentable postureo cinegético.