En otros tiempos había disyuntivas que no necesitábamos plantearnos, pues la densidad de africanas era grande y permitía dar cumplimiento a diversos objetivos, pero la realidad del campo en la actualidad es notablemente distinta y, entre otras cosas, nos obliga a establecer prioridades y decidir si hacemos un aprovechamiento centrado en nuestro disfrute personal o salimos a cazar con cachorros en la codorniz.
Y la decisión debemos tomarla pronto, porque esa desveda de Agosto está al caer…
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¿Cazar o enseñar?… ¡Esa es la cuestión!
Seguro que has escuchado muchísimas veces, de boca de sorderos o perdiceros, que la africana es el mejor banco de pruebas de nuestros perros para la general.
Y probablemente es así.
De algún modo, siempre le concedemos más importancia a la veda general que a esta escueta temporada estival donde la protagonista es la pequeña coturna.
Pero también es cierto que el rastrojo siempre le ha ofrecido al cazador buenos momentos y experiencias cinegéticas que a ninguno de nosotros nos gusta esquivar.
Si a esto le sumas que la cantidad de antaño se ha reducido a la suerte de unos pocos lances, enseguida se cierne la duda sobre si merece la pena disfrutarlos en compañía de nuestros canes más veteranos o bien salimos a cazar con cachorros en la codorniz para que vayan purificando sus instintos.
¿Cazar o enseñar?. Esa es la cuestión…
Cazar con cachorros en la codorniz
Por su reducido tamaño, la codorniz puede llevar a engaño a todo aquel que no tenga demasiada experiencia en su caza, pero la realidad es que, además de ser muy escurridiza, requiere hasta el último talento del perro para llegar a ponerla en muestra.
Una tarea ya compleja para los más veteranos y que se vuelve casi imposible para esos cachorros que campean por primera vez entre el centeno, los trigos o las avenas, sin ni siquiera tener una ligera idea de lo que están buscando.
Corremos entonces el riesgo, saliendo a cazar con cachorros en la codorniz, de pasar jornadas en blanco, perdiendo esos pocos lances y sin cumplir el objetivo de aprendizaje de los más jóvenes.
En este escenario incluso habrá quien se plantee si merece la pena abonar los importes que implica desplazarse a cazar esta modalidad…
Pero siempre tenemos variables que podemos manejar en función de nuestros intereses.
Opciones y posibilidades para salir a cazar con cachorros en la codorniz
Tengo dos cachorros de setter con poco más de un año y la Media Veda me parece una oportunidad inigualable para empezar a meterlos en caza, por lo que no voy a desperdiciarla.
Mi idea es mezclar veteranía y juventud en alguna que otra jornada, pero mi experiencia me dice que el liderazgo de un perro ya hecho, ralentiza el aprendizaje de ese otro cachorro que lo acompaña, que necesita experimentar por su cuenta y al que no siempre le pinta bien la versión de secundario a la que se ve obligado.
Por lo que en la mayoría de salidas, aprovecharé la mañana para cazar con Zar y Darko, buenos codorniceros y destinaré las tardes para que mis dos jóvenes promesas pongan en valor todo su potencial.
De este modo, los cuatro tendrán su oportunidad en igualdad de condiciones y yo podré dar cumplimiento a sendos objetivos.
Y si tuviese que elegir…
Según voy cumpliendo años me voy dando cuenta de que lo último que me preocupa es la percha.
Disfruto más de unos pocos lances de calidad, que llenando de carne el colgador a cualquier precio.
E incluso, si para ver progresar a Figo y Crono, tengo que reducir el número de avistamientos, no lo dudaría.
Pues pocas sensaciones hay más placenteras que observar a esos cazadores en ciernes doblegar sus primeras experiencias cinegéticas, acompañarlos en su adiestramiento, ver como afrontan la caza una vez que se han dado cuenta de que existe, como buscan, rastrean y persiguen el siguiente pájaro…
Y si al final de la Media Veda, hemos logrado dar nuevos pasos hacia delante en su evolución, bien se merece el sacrificio de espacio que hayamos tenido que hacer en el morral.
¡Un abrazo y al monte!
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Amante de la caza y la naturaleza, enamorado del setter inglés y sordero empedernido. Entre encinas, robles y hayas disfruto de cada instante que me ofrece el monte, alejándome cada vez más del lamentable postureo cinegético.