Falta poco, muy poco, menos de lo que parece para la apertura de esa Media Veda que ya empieza a tenernos en vilo y protagoniza todas nuestras conversaciones cinegéticas, por lo que voy a aprovechar para compartir contigo 10 consejos para cazar la codorniz que quizás puedan serte de utilidad cuando pises el rastrojo en Agosto.
Como verás, no me voy a ir a lo común, pues eso ya lo habrás leído en muchas revistas y publicaciones de caza o fácilmente lo puedes encontrar haciendo una rápida búsqueda en Google.
Me voy a centrar en resumir algunas de las cosas que he aprendido a lo largo de estos años de experiencia con mis setters y que en muchas ocasiones me han servido para culminar con éxito una jornada errática.
Índice de contenidos
10 consejos para cazar la codorniz
Lo primero que voy a compartir contigo no es un consejo, es una orden: ¡¡¡Invierte tiempo en campear y preparar a tus perros!!!
Y si no lo haces, después no te quejes.
Todo lo que sepas tú, lo que leas por ahí o cualquiera de los consejos para cazar la codorniz que yo pueda ofrecerte en este post, tendrán poco o nulo efecto si el día de la apertura tus perros no han alcanzado un buen tono físico.
Aunque pueda parecer lo contrario por su pequeño tamaño y reducida potencia, la brava africana no es precisamente una presa fácil de conquistar, exige hasta el último talento del perro para llegar a ponerla a muestra y éste nunca será capaz de desarrollarlo si le falta aire, está cansado y evaluando la temperatura del terreno con la lengua.
Resumiendo, no esperes el mejor de los conciertos si previamente no has ensayado el repertorio con tus perros.
Y ahora que tenemos este punto claro, vamos con esos consejos para cazar la codorniz…
1. El día de la apertura, calma tus nervios para no alimentar los del perro
Seguro que charlando con amigos sobre lo acontecido el día de la apertura has escuchado en alguna ocasión aquello de…
“Uff, al principio iban como balas, atropellaron varias codornices y no había quien hiciera vida de ellos, luego ya se fueron centrando y…”
¿Tan real como la vida misma, verdad?
A todos nos pasa con mayor o menor frecuencia, es un mal común, pero muchas veces somos nosotros quienes aumentamos la tensión del perro transmitiéndole esa gran excitación que aflora el primer día de caza.
Es normal, con frecuencia nos cuesta conciliar el sueño en los días previos a la desveda y cuando llega la hora de salir al campo, los nervios se apoderan de nosotros, queremos hacerlo todo excesivamente deprisa e incluso nos entra ansiedad si el primer lance se retrasa demasiado.
Y ellos, los perros, no son ajenos a nuestro estado de ánimo.
Nos ven, nos entienden y se contagian de esa tensión acumulada que poco favorece el ejercicio de la caza.
Si además llevan tiempo sin campear y son perros pasionales, también tienen su propia dosis de inquietud y les costará unas horas relajarse y adquirir la prudencia necesaria para enfocar cada lance como saben.
¿Qué hacer?.
Trata de ser natural, controla tus nervios, disimula tu exceso de ánimo y gestiona cada paso que des con la calma necesaria para no alimentar la alteración del perro.
2. Despacito y buena letra
Si hay algo que podemos aprender de los más veteranos es eso de “despacito y buena letra”, pues para la codorniz va como anillo al dedo.
En realidad, no sé si ellos lo practican por convencimiento o porque las facultades físicas caen drásticamente a determinadas edades y no les queda otra, pero la realidad es que funciona y yo llevo años comprobándolo.
Con frecuencia ves cazadores que entran en una tierra, la atraviesan a toda velocidad, pasan a la siguiente, más de lo mismo y así hasta que deciden que ya es hora de recoger los bártulos y volver al coche.
Personalmente, tengo amigos que son capaces de recorrer medio coto en una sola mañana de caza.
Y esto es un auténtico error…
“Cuántas veces he visto atravesar un páramo entero de grandes dimensiones en cuestión de minutos y luego quejarse porque no hay codornices…”
Habrá quien piense que su perro es capaz de detectar pájaros a 200 metros y por ello no necesita revisar todo el terreno.
Pero la realidad es que la codorniz es un pájaro muy escurridizo, se aplasta, peona y dependiendo de cómo enfoques el viento, puede pasar totalmente desapercibido.
Prueba de ello es que cuando revisas varias veces la misma tierra, de arriba a bajo y de abajo arriba, en cada pasada levantas codornices, que ya estaban ahí en los pasos anteriores y ni tu perro es idiota, ni ha perdido nariz.
Luego hay veces que nuestra propia intuición interviene de forma negativa.
Hay cazadores excesivamente nerviosos que si llevan un rato cazando un rastrojo de centeno y no ven pluma, se autoconvencen de que no van a encontrar nada y necesitan urgentemente buscar una alternativa que les permita cambiar su suerte.
Pero insisto… Paciencia y constancia.
3. Lombíos y paja picada
Cuando vamos a ver un coto o cada vez que nos fijamos en el nuestro, de las primeras cosas que hacemos es preguntar por la paja… ¿La dejan o la retiran?
Parece que a todos nos gusta ver esos lombíos o hileras de paja en el rastrojo porque instintivamente, entendemos que procuran refugio a la codorniz y garantizan su querencia.
Y asi es, como también es cierto que cuesta un mundo sacarlas de allí, sobre todo en las tierras de centeno, por ejemplo, donde el lombío tiene bastante altura.
Los canes acaban extenuados y chupando un montón de polvo tratando de meterse por debajo de ellos cuando detectan una emanación y la codorniz, con todo a su favor, solo tiene que peonar para ganar unos metros y escabullirse de la presión del perro, casi siempre, sin la necesidad de levantar el vuelo.
Por eso a mí me gustan mucho las tierras en las que pican la paja y la dejan encima del rastrojo.
Son tan querenciosas como esas otras que mantienen las hileras de paja, con la diferencia de que el perro lo tiene mucho más sencillo para levantar el pájaro y sufre bastante menos.
4. Las zonas sin agua, también alojan codornices
Todo acotado de caza tiene zonas buenas, zonas regulares y zonas peores o previsiblemente, menos querenciosas.
Si tienes una mínima experiencia, ya habrás aprendido a reconocerlas y cuando conoces el coto en profundidad, pues además de tener la experiencia, te sabes hasta el más pequeño de sus secretos y lo aprovechas.
Si hablamos de cazar la codorniz, pues es obvio que aquellas zonas regadas por el agua tienden a ser las predilectas del cazador, porque lógicamente, son las favoritas de la africana.
Pero eso también implica que todo el mundo está loco por ir allí, así que este tipo de escenarios terminan concentrando un alto número de escopetas.
En contraprestación, están los que no tienen ni gota de agua o muestran una pinta más fea y no los visita nadie.
Pero eh… ¡Allí también hay codornices!
“A veces, una zona menos querenciosa, pero libre de competencia, es más productiva que aquella en la que se concentra el mayor número de escopetas”
Probablemente en una proporción menor, claro, pero también son lugares ausentes de competencia, en los que puedes cazar solo y hacer un aprovechamiento de lo poco o mucho que encuentres.
Recuerdo de mi etapa en Báscones de Ojeda que casi todos los compañeros se pegaban por llegar primero al puesto 2, 3 ó 4, que eran las zonas más codorniceras del coto, había mucho agua, etc.
Y yo no es que fuera masoca, también procuraba acudir a aquellos lugares, pero cuando me agobiaba de ver perros y escopetas circulando a mi alrededor, me cogía el coche y me iba al 8 y al 9.
Allí era difícil encontrarse con nadie, pues no había pozos, ni fuentes, la siembra era algo más pobre, alojaba menos codorniz, pero los pájaros que había, los cazaba yo…
Ahora establece una regla sencilla y piensa como reparte:
- Zonas querenciosas= Más codornices= Más competencia
- Zonas menos querenciosas= Menos codornices= Cero competencia.
Incluso, si prestas atención, comprobarás que en un cazadero grande que no esté masificado, se quedan terrenos sin cazar al final del curso…
5. Herbazales y perdidos
Ya os he contado en artículos anteriores mi experiencia en los herbazales de Tabanera de Valdavia.
Soy consciente de que este año me va a pasar factura tanta sinceridad, porque antes eran muy poco visitados, pero ahora…
Seguro que más de uno ha tomado buena nota 😉
En cualquier caso, yo mismo tardé en darme cuenta de que podía encontrar lances más allá del rastrojo y de sus linderos.
Pero desde que lo descubrí, son escenarios que cada año me reportan un buen número de capturas y muchísimo entretenimiento.
Tengo claro que la codorniz prioriza refugio sobre alimento y este tipo de entornos le generan gran seguridad por el enorme cobijo que le ofrecen.
Luego hay otras tierras, a veces sembradas y en otros casos sin sembrar, en las que brota una vegetación de tonalidad oscura que no sé cómo se llama, pero que, por la razón que sea, aunque a simple vista nunca lo dirías, son muy querenciosas y siempre te guardan algún que otro lance inesperado.
Si sabes a lo que me refiero y conoces su nombre, te ruego que me ilustres 😉
6. Donde hay una, suele haber más
Donde encuentras una codorniz, suele haber más…
Es uno de los mejores consejos para cazar la codorniz que me han dado a lo largo de estos años y es cierto.
Cuántas jornadas erráticas y tediosas se han arreglado encontrando ese corrillo de cuatro, cinco o seis codornices que te dan juego, te animan y te permiten recobrar las fuerzas que para ese momento ya creías desvanecidas.
Y a veces todo empieza a partir de un único lance, pero necesitas las constancia de no caer en el error número 2 y seguir revisando ese mismo rastrojo con calma y sin prisas.
Suele conllevar premio, pruébalo…
7. Aprovecha los páramos al principio y deja las vegas para el final
No necesariamente es así en todos los cazaderos, pero normalmente, los páramos suelen contener menos zonas de agua que las vegas.
Si como es mi caso, cazas con setters, que son perros que se adaptan mejor a los climas húmedos y fríos de la invernada, que al calor estival de los secarrales de Castilla, poner a su disposición el recurso del agua para que lo visiten con frecuencia suele ser sinónimo de alargar un poco más la longitud de la jornada.
Sobre todo a partir de las 10 y pico o las 11 de la mañana, que empieza a apretar con más fuerza el sol, refrescarse cada poco tiempo mitiga su cansancio y mantiene sus sentidos despiertos y centrados.
En ocasiones ves perros trotando por el rastrojo y arrastrando la lengua con el único fin de que el cazador extienda un poco más su jornada, pero en ese estado, ni son productivos, ni están tienen la capacidad para seguir una emanación que les presente algún obstáculo añadido.
8. No te pongas a cazar cerca de zonas sin cosechar
Normalmente, para la apertura de la Media Veda, el coto ya debería estar cosechado en su totalidad, pero el año pasado no fue así, tuve una mala experiencia y por eso me he animado a incluirlo entre mis consejos para cazar la codorniz.
Como ya te conté en un antiguo post, la pasada temporada de codorniz se caracterizó por una cosecha muy tardía que obligó a muchos acotados a retrasar la apertura de la veda y los que abrieron en tiempo tuvieron serias limitaciones de espacio, pues muchas tierras aún estaban esperando recibirla visita de la máquina.
Para el primer día de caza me incliné por una zona del páramo que me ofrecía buenas perspectivas a la vista, pero no caí en la cuenta de los muchos sembrados que aún se mantenían en pie y el problema que esto podía suponer.
Apoyado en el coche a las seis y media de la mañana, escuchaba cantar codornices con la misma frecuencia que ahora escucho mi teclado según voy escribiendo.
Pero a la hora de soltar los perros, pude comprobar que muy pocas fueron lo suficientemente valientes para aguantar en el rastrojo pudiendo guarecerse en esos otros escenarios de mayor cobijo.
Además, por ética y responsabilidad, no dejé que los perros se metieran entre los centenos, aunque como te puedes imaginar, estaban locos por entrar a sabiendas de que allí reposaba la presa que tanto ansiaban.
9. No te apresures en el disparo, déjala volar
Hasta ahora, todos mis consejos para cazar la codorniz se han centrado en las mejores zonas para encontrarla, pero la culminación del lance también es importante y es ahí es donde entra en juego nuestra puntería.
Debo decir, a riesgo de parecer prepotente, que el tiro a la codorniz siempre me ha resultado muy sencillo.
Quizás por estar acostumbrado a la sorda, que requiere disparos muy ágiles en zonas sucias y cerradas, el tener la tranquilidad de ver cómo se levanta la africana, poder seguirla, apuntarla, sin obstáculos por el medio y con la opción de descargar los dos o tres cartuchos que lleve tu escopeta…
Me resulta más fácil y son contadísimas las que fallo a perro puesto (Que de paso, son las únicas a las que tiro).
Pero no a todo el mundo tiene por qué dársele bien y cazando escucho verdaderos tiroteos para codornices que terminan yéndose a criar, como decimos en el argot.
En este sentido, el mejor consejo que puedo ofrecerte es que despejes los nervios.
Hay quien ya ha descargado las tres opciones de la repetidora y al pájaro casi ni le ha dado tiempo a levantar el vuelo.
Sin embargo, cuando te tranquilizas y la dejas volar, es más sencillo apuntar y ser preciso.
Además, ese breve espacio de tiempo también nos ofrece una mejor perspectiva de la posición de los perros e incluso permite que la codorniz se aleje de ellos, evitando posibles accidentes que después tengamos que lamentar.
Con la debida calma y un cartucho de décima de 30 gramos, las peinas que da gusto…
10. ¿Te vas a marchar?. Haz un esfuerzo y revisa la última tierra
La constancia y la perseverancia suelen dar sus frutos y en este caso, no es diferente.
Esa jornada tediosa, sin rastro de pluma o con escasos lances, que estás a punto de abandonar por puro aburrimiento, puede cambiar drásticamente encontrando uno de esos corrillos que citaba anteriormente y la sensación cuando vuelvas de camino a casa, será totalmente distinta.
Pruébalo, no te va a exigir tanto y es posible que me acabes dando la razón.
Justo cuando te dispongas a volver al coche, entra en ese último rastrojo e invierte unos minutos más en revisarlo, quizás la fortuna esté de tu lado y puedas disfrutar de un nuevo lance, de una nueva muestra y añadir una o dos codornices más al morral.
Recuerdo una frase motivacional de un antiguo jefe que decía: “El 90% del éxito consiste en insistir.”
Consejo extra: Cuando quieras despejar el camino, tres o cuatro disparos seguidos…
Éste, sin duda, es uno de los mejores consejos para cazar la codorniz que puedo compartir contigo, porque funciona y de qué manera…
¿Sabes estas veces que tienes interés en cambiar a una zona cercana que está ocupada o simplemente quieres moverte unas tierras más allá, sin ningunear la mano del que tienes a tu flanco?.
Prueba a invertir 4 ó 5 cartuchos en sendos disparos aislados, pero más o menos seguidos y comprobarás cómo se despeja el camino porque toda la competencia se acerca allá donde estés tú…
Mano de santo y te ahorras discutir con nadie…
¡Un abrazo y al monte!
Espero que te sirvan estos consejos para cazar la codorniz, pero seguro que tienes mucho que aportar y estamos deseando escucharlo, así que te animo a que dejes un comentario en el formulario con tu opinión y, si te ha gustado el post, puedes compartirlo en tus redes sociales desde los botones que encontrarás al final del artículo.

Amante de la caza y la naturaleza, enamorado del setter inglés y sordero empedernido. Entre encinas, robles y hayas disfruto de cada instante que me ofrece el monte, alejándome cada vez más del lamentable postureo cinegético.