Cuidar la imagen de la caza no es una ardua tarea que requiera de un cargo específico, ni de una planificación a medida.
A menudo, cuidar la imagen de la caza responde de una iniciativa tan personal como sencilla…
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Cuidar la imagen de la caza es dignificar nuestra actividad
La imagen tiene un poder universal. Transmite sensaciones, su trasfondo emocional puede llegar a ser muy alto y es capaz de impactar de forma inmediata.
Puede ser amable, sugerente, adictiva y si es buena, nos invita a explorar y querer saber más.
Pero también es susceptible de generar repudio, rechazo, conflicto, negatividad…
Conceptos que nos deben hacer reflexionar y obligarnos a decidir si esa experiencia cinegética que estamos a punto de compartir en nuestras RR.SS merece la pena ser publicada, porque la caza se defiende fácilmente cuando compartimos su esencia, cuando mostramos de forma sencilla lo que acontece en un día de campo, pero cuesta mucho más hacerlo en esas otras ocasiones en que nos saltamos todos los filtros para subir escenas de dudoso valor añadido.
Empecemos por esta Media Veda…
Se avecinan tiempos de caza, tiempo de palomas y codornices, de jornadas venatorias en compañía de perros, familiares y amigos, momentos para disfrutar de esa actividad que tanto amamos y que tanto esfuerzo y compromiso nos requiere a lo largo del año.
Pero también es una gran ocasión para transmitir el verdadero significado de la venatoria, que no responde a conceptos numéricos, ni perchas abultadas, sino que comparte afinidad con el esfuerzo, la superación, el conocimiento o el aprendizaje alrededor del entorno natural y las especies que lo habitan.
«Cazar no es matar», decía el Maestro Rodríguez De La Fuente, quien nos regaló un excelso legado orientado a promover la caza más ética y la necesidad de respetar las leyes no escritas de la naturaleza.
Esas mismas leyes que nos obligan a mostrar deferencia y rendir homenaje a la pieza abatida, que nos acaba de entregar su vida, mediante un sacrificio que permite dar continuidad a la nuestra.
La foto de caza es bonita, siempre y cuando sea de caza y siempre y cuando sea bonita
Compartamos nuestros logros y experiencias cinegéticas con los demás, por supuesto, pero hagámoslo con criterio y sin perjuicio para nuestro colectivo.
Difundamos esa gran jornada campera, pero evitemos instantáneas dañinas y de escaso rigor, en las que parece que volvemos de la carnicería con los pollos colgados de las manos, al estilo Paco Martínez Soria en «La ciudad no es para mí».
Está en nuestra mano cuidar la imagen de la caza, dignificar nuestra actividad como se merece y tratar de hacer girar esa corriente negativa que trata de envolvernos en un aura de transgresión y maldad.
Imágenes con miles de palomas desperdigadas en el suelo o la foto de una gran percha codornicera en el aparcamiento del pueblo, difieren mucho de lo que es la caza, no transfiere ningún sentimiento de respeto y peor aún, concede argumento a quien necesita muy poco para criminalizar nuestro modo de vida.
Asi que recuerda…
«La foto de caza es bonita, siempre y cuando sea de caza y siempre y cuando sea bonita».
¡Un abrazo y al monte!
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Amante de la caza y la naturaleza, enamorado del setter inglés y sordero empedernido. Entre encinas, robles y hayas disfruto de cada instante que me ofrece el monte, alejándome cada vez más del lamentable postureo cinegético.