Qué cosas escribo ¿Eh?… Tus errores en el disparo van en beneficio de tus perros…
Seguro que después de año y medio publicando «excentricidades» en el blog ya pensabas que no me quedaba margen de sorpresa, pero ya ves, soy de los que opina que el mejor perro de caza necesita lances (Que no morder) para llegar a serlo y una cosa está ligada con la otra…
Y si no me crees, échate un veo al post 😉
Índice de contenidos
En tus fallos redunda el beneficio de tus perros…
Seguro que te suena aquella melodía de que el perro necesita morder, morder, morder…
Bueno, pues yo digo: ¡El perro necesita lances, lances y más lances!.
Lo primero incluso podría considerarse irrelevante sino fuese porque todos necesitamos ver culminados nuestros esfuerzos en algún en momento y a pesar de que «nunca me han respondido», es muy probable que compartamos necesidad con nuestros canes.
Por lo menos es lo que transmite la expresión de los míos cuando, después de una exigente jornada de caza, logran hincarle el diente a esa escurridiza becada que llevamos persiguiendo toda la mañana.
Qué le voy a hacer, son carniceros a tope.
Pero no confundamos la velocidad con el tocino o lo que es lo mismo, satisfacción con aprendizaje, pues en esto último, creo que poco o nulo impacto tiene «lo del morder».
El mejor perro de caza necesita lances para llegar a serlo
En ocasiones, por el trasfondo de mis artículos, puede dar la sensación de que no creo en el adiestramiento y nada más lejos de la realidad.
Soy el primero que trabajo con mis perros para eliminar hábitos negativos o mejorar determinadas aptitudes.
Pero siempre he creído que las técnicas de adiestramiento deben ir acompañadas de campo, campo y más campo y a ser posible, que éste nos provea de un buen puñado de perdices, becadas o codornices con los que ir depurando ese talento que les presuponemos.
Porque el mejor perro de caza solo se logra a base de lances y la mejor fórmula para disfrutar de ellos, es llevándolo allá donde puede encontrarlos, es decir, al monte.
Es más, esto último es impepinable si queremos disfrutar de un compañero de faena fiable, sin embargo, lo relacionado con la obediencia básica, aunque necesario y productivo, muchas veces te lo da el simple contacto diario con el perro.
Pues si hay algo en lo que son buenísimos, es aprendiendo a entender lo que esperamos de ellos…
La misma becada nos puede ofrecer múltiples experiencias
Pero en fin, volvamos sobre «mi locura» porque al principio del post me has leído que tus fallos son el aliciente de tus perros.
Y lo mantengo… ¿Por qué?
Porque no vivimos precisamente una etapa de abundancia en la Caza Menor y cuando salimos al monte a por becadas o perdices, nos vamos satisfechos para casa si al final de la mañana hemos visto una o dos.
Y a lo mejor, incluso tenemos suerte y somos capaces de resolver esos pocos lances que se nos presentan y la sensación será tan enorme como grandiosa, pero ahora cámbiate de traje, ponte en el de tus perros y analiza la situación en perspectiva.
Si ese único encuentro lo finalizas con un certero disparo, se acabó.
Lo habrás disfrutado, incluso es posible que el perro lo haya hecho a las mil maravillas, pero ya no habrá más.
Ahora bien, si fallas, si el disparo no es diestro y se te escapa la sorda, te da la opción de ir a la rebusca, con lo que le estás concediendo una nueva experiencia de aprendizaje a ese cachorro que está empezando a despuntar.
¿Y si esa becada la vuelas tres veces más?.
Pues el cachorro tendrá otras tantas oportunidades para crecer y ganar experiencia.
Es decir, lo que para nosotros es la misma becada, la misma perdiz o la misma codorniz, para nuestro perro son dos, tres, cuatro o cinco opciones de «practicar» y ver cómo responde el ave en función de su comportamiento.
Y como he dicho al principio… El mejor perro de caza necesita lances, lances y más lances.
No malinterpretes mi mensaje
¿Quiere decir esto que debemos indultar a cada pieza que nos encontremos en el monte?.
No hombre no, para nada.
¿O quizás si?
Al final se trata de poner en valor distintas variables, pero si debemos tener presentes las facultades del can que nos acompaña y el momento en que se encuentra.
No es lo mismo un veterano curtido en mil batallas, que un cachorrete en ciernes, haciendo sus primeros periplos entre las encinas o los robles, especialmente, cuando sabes que la temporada toca negativa y la densidad de pájaros agoniza.
Lo que si tengo claro y esto me lo has escuchado innumerables veces, es que no tiene sentido disparar por disparar, ni le hacemos favor alguno al perro cuando le abatimos una pieza que no ha negociado como debería.
Y además es una cuestión de ética venatoria, mira:
Tener el mejor perro de caza requiere “sacrificios”.
Como sabes, llevo año y medio ilusionado con la evolución de Figo y Crono.
Hoy en día y aunque les falta mucho por aprender, puedo hablar de dos perros cazadores con los que he disfrutado de muy buenos momentos a pesar de su corta edad.
Pero para llegar a este punto he tenido que hacer “sacrificios” (Mira que lo he puesto entre comillas) muchas veces.
No recuerdo las codornices que atropellaron en la pasada Media Veda hasta que mostraron la primera.
O las que si bloquearon, pero las gestionaron mal o las apretaron tanto que el pájaro botó antes de tiempo.
Por no hablar de sus primeros encuentros con la sorda…
Y en todos tocó levantar la escopeta, con frecuencia la mayor enemiga del perro de muestra, en post de ser pacientes y velar por su aprendizaje.
Por esto no debes sufrir tus fallos, más bien disfrútalos
Por esto, más que sufrir tus errores en el disparo, casi deberías celebrarlos.
En primer lugar, porque fallar también es de cazadores, aunque no esté bien visto y a menudo nos dé vergüenza compartirlos.
Y en segundo término, porque de ese error se aprovecharán tus canes para ir en busca de una nueva experiencia que, en caso contrario, quizás no encontrarían.
¡Un abrazo y al monte!
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Amante de la caza y la naturaleza, enamorado del setter inglés y sordero empedernido. Entre encinas, robles y hayas disfruto de cada instante que me ofrece el monte, alejándome cada vez más del lamentable postureo cinegético.