Hoy quiero compartir contigo un truco para entrenar el cobro con perros de caza.
No es nada que me haya inventado yo, de hecho, lo leí hace mucho tiempo y no recuerdo dónde, pero lo he utilizado recientemente con mis cachorros y me ha ido bien.
Y si me ha funcionado a bien a mí, perfectamente puede serte de utilidad a ti.
Índice de contenidos
Entrenar el cobro con perros de caza
El cobro es una parte esencial del lance, que cierra el círculo del mismo y como el acecho, la muestra, el patrón o el disparo, hacerlo correctamente marca la diferencia entre el éxito o el fracaso.
En este sentido, muchas razas traen la cualidad del cobro de forma innata, pero quizás no es el caso del setter o al menos, no de todos los setters.
Claro que los hay que cobran fenomenal desde el principio, pero a otros les lleva tiempo y experiencias o sencillamente, requieren entrenamiento para aprender y pulir defectos, como la boca dura.
Estos últimos nos obligan a trabajar con ellos para mecanizar y depurar este paso.
Y para este objetivo, he utilizado las medidas de siempre: paciencia, cariño, dedicación, constancia…
Pero además he probado un pequeño truco que leí hace tiempo para entrenar el cobro con perros de caza y me ha funcionado a las mil maravillas.
Utiliza un guante o un artículo de “juego” para el can
En mí caso utilicé un guante de trabajo, es que una de las primeras cosas en que se fijan y tratan de robarte al menor descuido.
Aunque supongo que con cualquier otro de sus “juguetes”, podemos lograr el mismo efecto.
Justo pegado a mi casa tengo una mies. Un espacio tranquilo, amplio, sin grandes distracciones, donde puedo conseguir que el cachorro se centre en mí y yo en él.
Los saco de forma individual, justamente para evitar que se despisten o se pongan a jugar entre ellos y los dejo correr un rato para que se desfoguen, entre tanto yo me siento y espero tranquilamente a que venga donde mí, lo que suele ser inmediato.
Con el guante escondido para que no lo vea, le dedico un buen rato de caricias de modo que esté a gusto, feliz y se sienta protegido a mi lado.
Cuando percibo esa sensación en él, saco el guante y se lo tiro a unos metros, dejando que lo vea volar.
Su instinto debería de hacer el resto e invitarlo a salir en su búsqueda, para una vez cobrarlo, volver a mi lado a seguir con esas muestras de cariño que tanto le estaban agradando.
En ese instante hay que reforzar positivamente la acción, provocar que entienda lo bien que lo ha hecho y no quitarle el guante, sino dejarle que lo disfrute el tiempo que considere oportuno.
Pues el objetivo es que nos lo ceda con total suavidad y sin especulaciones.
Nuestro ansia puede derivar en boca dura
Tanto en el monte, en tiempo de caza, como cuando estamos entrenando en casa, muchas veces somos nosotros mismos quienes, con nuestro ansia por recuperar la pieza, generamos esa boca dura tan perjudicial.
Debemos dejar que el perro disfrute de su trofeo, entender que es su recompensa por un arduo trabajo y respetar ese tiempo de orgullo canino.
Su trofeo nos lo debe ceder, en ningún caso quitárselo, pues es entonces cuando aprietan los dientes para evitar su pérdida y se acostumbran a hacerlo por inercia.
Y en los ejercicios, cuando estás fortaleciendo esa relación con tu cachorro y enseñándole a cobrar, con más razón debemos encontrar la paciencia necesaria para no cometer errores.
Con una o dos pruebas por sesión, más que suficiente
Una de las cosas que he ido aprendiendo con el paso de los años, es que los cachorros son como los niños: lo breve, si bueno, dos veces bueno.
Y entrenar el cobro con perros de caza responde a esa regla.
Muchas repeticiones de un mismo ejercicio terminan por aburrir al perro y malograr lo conseguido hasta entonces.
Por lo que es mejor invertir tiempo y diversificar el ejercicio en muchas sesiones, que pretender hacerlo en un solo día y por la vía rápida.
Prueba este consejo para entrenar el cobro con perros de caza y ya me dirás qué tal te ha resultado.
A mí, me fue genial
¡Un abrazo y al monte!
Seguro que conoces muchos otros trucos y métodos para entrenar el cobro con perros de caza y estamos deseando escucharlos, por lo que te invito a que dejes un comentario en el formulario con tu opinión.
Y si te ha gustado este post, puedes compartirlo en tus redes sociales desde los botones que encontrarás al final del artículo.

Amante de la caza y la naturaleza, enamorado del setter inglés y sordero empedernido. Entre encinas, robles y hayas disfruto de cada instante que me ofrece el monte, alejándome cada vez más del lamentable postureo cinegético.
Álvaro, yo también utilizo el método que acabas de explicar y, como a ti, me ha dado buenos resultados. Únicamente aportar que, si el perro es más “testarudo” de lo habitual en traer el juguete o el cazador más impaciente de lo habitual y desespera porque el perro no le trae la pieza después de unos pocos ensayos; debería hacerlo, no en un lugar abierto donde el perro pueda correr con su pieza en cualquier dirección, sino en un lugar en el que el perro se vea obligado a pasar cerca del dueño en su divertida carrera con el juguete; es decir, un espacio rectangular largo, estrecho y con salida por un solo lado en el que se encuentra el cazador.
Parafraseando a Álvaro Fernández: “Un abrazo y al monte”
Gran aporte Iñaqui, tomo no ta de él. Muchas gracias por comentar.
¡Un abrazo y al monte!