El auge de las redes sociales y de los canales de comunicación online suponen un gran avance en muchos aspectos, pero también dotan al usuario de una “identidad anónima” que termina por convertirse en la mejor oportunidad, para que unos cuantos, den rienda suelta a su “creatividad” amenazando y profiriendo constantes insultos a cazadores.
Una práctica que debe tocar a su fin y para ello, la única forma es regular, por Ley, sanciones duras y ejemplarizantes que penalicen este tipo de conductas, pues no deja de ser un grave atentado contra el honor de las personas, por el mero hecho de no estar de acuerdo en un tema concreto.
¡Basta ya de ataques, amenazas e insultos a cazadores!
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Amenazas e insultos a cazadores, deben conllevar sanciones
No se trata de poner en tela de juicio la libertad de expresión que por derecho tenemos todos los seres humanos, sino de vincular a ese derecho, la obligación de asumir las consecuencias legales que se puedan derivar de nuestras palabras.
Es decir… Escribe, comenta y opina lo que quieras, pero no traspases la línea en la que se ve afectada la dignidad de otra persona o del colectivo al que te diriges.
Y hablo de caza, pero en realidad es algo que podemos hacer extensible a cualquier otra temática.
Donde no llega la educación, si lo hace la Ley
Sería más sencillo y más lógico, hablar de valores, de educación, de lo importante que es enseñar a respetar la opinión y postura de los demás, aunque no estemos de acuerdo con ella…
Pero la realidad es que los seres humanos no tenemos filtro a la hora de destacar nuestras convicciones y, con frecuencia, terminamos regalando una colección de insultos a todo aquel que no es fanático de nuestra doctrina.
Ocurre en muchos aspectos de la vida, no solo en la caza.
Con los ideales políticos, en modalidades deportivas, forofos de un equipo u otro y por supuesto, en en lo que afecta a la actividad cinegética y al colectivo cazador, que es en lo que pretendo focalizar el contenido de estas líneas.
Y como la educación y el respeto brilla por su ausencia y esto es algo que debe dejar de ser permisible con efectos inmediatos, la mejor forma de conseguirlo es a partir de sanciones y penas, suficientemente duras y tangibles, como para que nadie caiga en el error de intentarlo nuevamente.
Frank Cuesta, el último damnificado
Últimamente he visto varias publicaciones de Frank Cuesta en su perfil de Twitter, quejándose amargamente de los múltiples ataques y degradaciones, por parte de animalistas, a las que se ha visto sometido desde el primero de sus capítulos sobre la caza.
De hecho, ha enseñado varios mensajes con contenido tan cargado de odio, que no me voy a molestar en reproducir aquí.
Y desde luego, aprovecho para mostrar mi más profundo rechazo hacia cada uno de los autores de esos insultos, pero no dejo de reconocer, que no es nada que los cazadores no hayamos sufrido (Y seguimos sufriendo) día tras día.
Con la diferencia de que no tenemos, ni la misma repercusión mediática para condenar ese tipo de ofensivas, ni la misma capacidad para poner a la sociedad de nuestro lado cuando nos vemos afectados.
A nosotros nos toca sufrirlas en silencio cada vez que compartimos cualquier cosa en redes sociales o sencillamente, cuando pretendemos participar en un foro de debate.
Y aunque no quieras hacer aprecio de ellas, terminan por machacarte.
Insultos a cazadores: Demasiados ejemplos como el de Mel Capitán
Enfermos, asesinos, psicópatas, gentuza, deseos de muerte, celebraciones por accidentes…
Son solo algunas de las muchas vejaciones que sufrimos constantemente y que pasan desapercibidas porque no existe una legislación (Que en realidad si existe, pero no es operativa) que las modere y las penalice.
Pero ojo, que esto ni siquiera es lo peor…
En el recuerdo más cercano tenemos el dramático suceso de Mel Capitán, cazadora y bloguera de Jara y Sedal, a la que persiguieron de la manera más ruin posible.
Un absoluto acoso, con insultos, amenazas, notas en el coche e incluso acudiendo a su puesto de trabajo para solicitar su despido.
Por no citar las muchas “celebraciones online” que se desataron tras su muerte.
Pero no es el único caso, ni mucho menos…
Solo tienes que rastrear determinados perfiles de cazadores en Twitter, para ver que este tipo de actitudes son tremendamente recurrentes.
¿Cómo es posible que nadie tome cartas en el asunto?. ¿Por qué tenemos que sufrir esta oleada de ataques e insultos a cazadores?
La caza es una actividad legal y regulada
La caza no solo es una actividad natural y necesaria, sino que además está regulada (Reguladísima, de hecho) y es legal.
Puedo entender que lo primero se vea sometido a debate por quien no lo comparte de esa forma, pero lo segundo es impepinable, pues insisto, esta recogido en la Ley.
Y como aficionados y practicantes de una actividad legal, estamos en pleno derecho de ser defendidos, indemnizados incluso, cuando nuestra dignidad o nuestro estado de bienestar, se ve perjudicado por quien piensa de forma diferente.
De paso, soy consciente de que en este País buscamos las soluciones cuando ya a ocurrido el suceso y no antes, pero como excepción, merecería la pena ponerse manos a la obra antes de que lamentemos nuevas tragedias como la de Mel Capitán.
Ejemplos legislativos como el de Francia deben servir para no perder más tiempo…
¡Un abrazo y al monte!
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Amante de la caza y la naturaleza, enamorado del setter inglés y sordero empedernido. Entre encinas, robles y hayas disfruto de cada instante que me ofrece el monte, alejándome cada vez más del lamentable postureo cinegético.