Me parecía días antes de esa desveda de codornices 2021 que dormía exento de los tradicionales nervios que normalmente me afloran cuando se acerca la fecha, pero nada más lejos de la realidad, quizá llegaron más tardíos, pero hicieron acto de presencia y luego se dejaron notar a las primeras de cambio….
Hoy, por el contrario, y casi sin darnos cuenta, hemos echado el telón de esta Media Veda 2021, un trayecto que siempre se me hace corto, esta vez entre «regulines y regulanes», pero que igualmente me ha dejado buenas experiencias acompañado de Figo y Crono, siempre a través del perro, que son las que verdaderamente me hacen disfrutar.
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Libertad, campo, perros y Media Veda
La codorniz tiene ese “no sé qué, que qué se yo”, que me encandila como pocas modalidades cinegéticas lo logran.
Esos intangibles que provoca amanecer en el campo, observar su despertar, los silencios en plena alborada, el sonido del rastrojo al paso, con los canes por delante, en pleno deleite de laceos, rastros, guías, muestras y patrones…
¡Qué plenitud! ¡Qué libertad!
Después encontraremos más o menos codornices, pero es difícil resistirse a la tentación de una nueva jornada cuando los alicientes son tan abundantes y valiosos.
Quizá por eso algo se revuelve en el estómago cuando se acerca la fecha, quizá por eso revivimos de adultos, los nervios infantiles de un niño, ante una flamante sorpresa envuelta entre lazos de colores, quizá por eso me niego a dejar de saborear aquello que me reporta sensaciones tan notables.
Una temporada de codornices 2021 regulín, regulán…
Esta temporada de codornices 2021 no ha sido distinta, de hecho, a menudo parece no avanzar el tiempo entre apertura y apertura, como un recurrente dejavú, sino fuese por las canas que ya alumbran con energía y me delatan frente al espejo que el paso del tiempo es inexorable.
Tampoco el guión de ese esperado día 15 varió en exceso la línea editorial de años precedentes, pues si bien conozco la teoría y me esfuerzo en aplicarla, lo cierto es que la tensión y los nervios siempre terminan apoderándose de cierto espacio en perros y cazador, qué le vamos a hacer…
De modo que vivimos una desveda tan típica como calurosa, con Figo y Crono excesivamente motivados y sus consecuentes riñas. Muestras largas e imposibles de alcanzar, más riñas. Codornices volándose impulsadas por el agresivo galope de los canes y venga a reñir. Un pelín de tensión, otro pelín de frustración…
Hasta que poco a poco se fueron centrando, en parte por el descenso de efusividad inicial, en parte por el desgaste físico de la calurosa jornada y entonces brotaron los primeros lances firmes y bien trabajados, a los que yo respondí con dos fallos encadenados, que cesaron de golpe las riñas y consensuaron un tratado de paz que ya no se rompería hasta el final de la Media Veda 2021.
Ellos están mal, pero yo no estoy mejor, pensaba, de modo que corramos un tupido velo…
Asi que, de las diecinueve codornices que volamos esa mañana, me limité a ver cómo las once primeras se iban igual que habían venido, las dos siguientes las mandé yo a criar y el resto dieron color y sabor a un buen arroz en familia…
Tampoco es plan de quejarse.
Lo que fue y lo que pudo haber sido…
Viendo cómo en un pueblo cercano volaban pájaros delante de la cosechadora, solo unos días antes de la apertura, pensé que esta temporada de codornices 2021 alcanzaría el título de memorable, pero la realidad es que muchas nos abandonaron y las que decidieron seguir poblando nuestros campos se repartieron mal, muy mal, tan mal que incluso unos cuantos cientos de metros marcaban la diferencia entre el éxito y el “fracaso”.
Es curioso que la mañana de un sábado, después de cuatro horas de campeo y buen hacer, nos deparase un único lance y sin embargo, tan solo unas fincas más allá, la misma tarde y en poco más de una hora, volásemos una decena de codornices a muestra de Figo y Crono.
Hay aspectos de este ave, que por encima de la experiencia y el conocimiento, continuan siendo un auténtico misterio y supongo que en parte, es mejor que así sea…
Figo y Crono, de menos a más…
A medida que avanzaban los días, las expectativas que tenía puestas en Figo y Crono se iban cumpliendo con creces.
Deduzco que es tónica ponderar el trabajo de los perros por defecto, hay que presumir, claro y ofrecerles su cuota de protagonismo, aunque sea en un porcentaje menor y en realidad no creamos en ella, pero a diferencia del resto de perros de cazadores, los míos fallan, como fallaron en la desveda, pero también aciertan, incluso sacan matrícula, como hicieron los días posteriores y para muestra un botón, que si una imagen vale más que mil palabras, un vídeo es aún más exclarecedor…
No voy a ser yo el único que no presuma, especialmente, cuando se lo merecen 😉
Codornices 2021… Duras y exigentes para el perro
Si es cierto que el título de “ganador” en esta Media Veda 2021 se lo debo adjudicar a Figo.
A diferencia de la campaña pasada, ha rendido un puntito mejor que su hermano, quizás porque goza de aptitudes más codorniceras, puede ser. Quizás porque, sencillamente, estaba de dulce, que también ocurre.
A Navidad, lo que realmente le va es el monte y en cuento puede, allá se mete y allí las pone y qué bien lo hace, pero este curso las filas de lombíos no las ha resuelto tan bien como el “extremo derecho”.
Pero he disfrutado de ambos, incluso del veterano, mi ojito derecho, Zar, al que no he podido resistirme a dejar en casa y aunque escasos y cortos, todavía hemos tenido nuestros momentos de silencio cómplice en soledad. Hay cosas que no se pagan con dinero y esta es una de ellas.
Me ha ilusionado ver cómo siguen progresando. Hace tiempo que abandonaron la denominación de cachorros, pero no solo por cumplir su tercer año de edad, que también, sino por condiciones cinegéticas y prestaciones en el campo.
Especialmente en una temporada como la actual, en que tengo la sensación de que las africanas nos esperaban con el cuchillo entre los dientes y aún más duras de lo que recordaba…
Unas correndonas, casi atletas, empecinadas en no volar y si en jugártela y mostrarse esquivas.
A decir verdad, tampoco esperaba menos y esa defensa ha propiciado guías y lances para el orgullo, del tipo que te recuerdan por qué te fascina la caza con perro de muestra…
No sólo en rastrojos habita la codorniz…
El caso es que no hemos encontrado ni muchas, ni pocas. Más que en algunos sitios y menos que en otros, supongo, pero verdaderamente suficientes para etiquetar la campaña de codornices 2021 como entretenida.
Hemos tenido días en que nos hemos estrellado con la zona y otros en que el acierto nos brindó un buen puñado de lances y experiencias.
Hemos cazado entre lombíos, en perdidos y herbazales, en zonas de monte bajo, en los páramos, algún ratito en las vegas e incluso entre pinos y robles. Y en todos había codornices, en mayor o menor medida, pero ahí estaban, saltándose la creencia generalizada de que sólo debemos buscarlas allá donde veas paja.
A una media de 12 / 15 codornices voladas por día, al menos durante las dos o tres primeras semanas de esta Media Veda 2021, que no es para tirar cohetes, pero difícilmente invita a quejarse.
Mirando hacia delante con ilusión…
Una experiencia más, con grandes momentos que ya quedaron bien alojados en el morral de los mejores recuerdos.
Ahora toca mirar hacia delante y lo que está por venir es una nueva temporada general, un año repleto de caza, de caza y de mucha ilusión.
¡Un abrazo y al monte!
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Amante de la caza y la naturaleza, enamorado del setter inglés y sordero empedernido. Entre encinas, robles y hayas disfruto de cada instante que me ofrece el monte, alejándome cada vez más del lamentable postureo cinegético.