Fuiste mi primer perro de caza, naciste sin esos apellidos tan pomposos que en el mundillo nos encanta anteponer y recitar, o al menos, sin parte de ellos, pero tenías lo más importante, una herencia cinegética testada en los escenarios de caza más exigentes, a la que no solo has hecho honor, sino que, con el paso de los años, has llegado a ampliar gracias a ese carácter bravo y pasional que tanto te caracteriza.
Hoy día, cerca de cumplir 10 años, a punto de alcanzar lo que probablemente será el cénit de tu vida, sigues superándote, sorprendiéndome y dejándome con la boca abierta, poniendo en valor jornada tras jornada tus enormes capacidades, dejando atrás cada desafío que se te presenta y haciendo de tu leyenda, una sombra alargada muy difícil de igualar.
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La sombra alargada de una leyenda: Mi primer perro de caza
Hace casi 10 años nos bautizamos juntos en esto de la caza.
Sin armar ruido, como dos novatos en ciernes buscando nuestro pequeño espacio entre “voces autorizadas y perros campeones”.
Tan solo éramos dos aprendices más, sin grandes esperanzas depositadas en nosotros, pero con la mayor de las ilusiones y una pasión creciente que hasta ahora no hemos dejado de compartir.
Solo a base de mucho esfuerzo y gran tesón logramos depurar nuestros instintos cinegéticos y descubrir los secretos de este noble arte que es la caza.
Entre tanto, cometimos errores, muchos. Y fuimos aprendiendo de ellos.
Pero también aciertos, y disfrutamos al máximo de cada uno de ellos.
Aún así, siempre tuve la sensación de no estar a tu altura y quizás, así sea.
Probablemente es ahora cuando más claro lo veo, pero creo que esto nunca ha sido un obstáculo para ti.
Muchos momentos, grandes recuerdos
Nunca olvidaré las múltiples y largas batallas que hemos vivido tras la sorda, subiendo y bajando el monte en su busca, dejándonos la piel entre encinas, zarzas y maleza, esos momentos de tensión ante cada lance, el sentimiento de derrota cuando se nos iba, o el esplendor de tu rostro cuando te acercabas con la ansiada presa en la boca.
Tampoco olvidaré la gran conexión que hemos llegado a alcanzar. Esa tremenda complicidad que nos permite entendernos con una sola mirada, con un leve gesto…
A veces, incluso, tengo la sensación de que eres capaz de interpretar mis pensamientos…
Pero lo que nunca jamás olvidaré es tu lealtad, tu cariño sin reservas, tu compañía, siempre cerca de mí, siguiéndome por cada rincón de casa, sentado a mi vera cuando me paro, velando por mi bienestar, por el de toda mi familia, como miembro de ella que eres.
Casi 10 años después, sigues evolucionando
Hace poco cometí el error de minusvalorar tu capacidad, dije que te defendías en el cereal, pero que no eras un gran codornicero.
Tú, como siempre, te has empeñado en demostrarme que me equivocaba.
Me has obligado a desdecirme a base de encontrar codornices y resolver los encuentros más complejos con las africanas.
Con esas muestras eléctricas en carrera, esas posturas tumbado o sentado en función del entorno, tu cabezonería para hacer volar el ave cuando sabes que está debajo de la paja o tu insistencia en rastrear el terreno cuando has recibido la más ligera emanación.
A punto de cumplir una década, sigues demostrando que tu pasión por la caza sigue intacta, poniéndote como ejemplo ante canes más jóvenes y fuertes, desde el trabajo y la constancia, sin desfallecer, por más larga que sea la jornada.
Incluso en aquellos días de vacío, en que cuesta encontrar pluma, tú sigues absolutamente comprometido en su búsqueda.
Casi 10 años después, aquel cachorro sin apellidos, que apenas generaba expectativas, se ha convertido en un verdadero campeón, en un gran perro de becadas que ha destacado en cada salida al monte, con independencia de quien estuviese al lado, y ahora también, en un gran codornicero a la altura de los mejores especialistas.
Casi 10 años después, sigues siendo el líder indiscutible.
Aún nos queda historia por contar
Por todo esto y mucho más, eres merecedor de todo mi respeto, cariño y lealtad, que son los mismos ingredientes con los que tú me has obsequiado a lo largo de todo este tiempo.
Por todo esto y mucho mas, te escribo estas líneas a modo de humilde homenaje, porque siempre he creído que éstos mejor en vida y no a título póstumo.
Pero nuestra historia no se acaba aquí.
Aún nos quedan muchos madrugones y caminatas debajo del agua y del frío, tratando de ganarle la batalla a la Dama.
Aún nos restan muchos lances por vivir, muchos errores que lamentar y otros muchos aciertos con los que disfrutar.
Todavía tienes mucho que enseñar, a tus compañeros y a mí mismo.
Pero sobre todo, aún nos queda mucha historia que contar, muchos momentos juntos y muchas miradas cómplices que compartir.
Sigue agrandando tu leyenda, pues para mí, será un verdadero honor presenciarla.

Amante de la caza y la naturaleza, enamorado del setter inglés y sordero empedernido. Entre encinas, robles y hayas disfruto de cada instante que me ofrece el monte, alejándome cada vez más del lamentable postureo cinegético.