Hace unos días, en uno de los foros de caza en los que participo, preguntó un compañero como se podía evitar el miedo a los tiros en el perro de muestra y eso me inspiró para escribir este post.
Vaya por delante que no soy adiestrador, ni pretendo serlo, pero uno de los objetivos de este Cuaderno de Caza es plasmar y compartir mis experiencias cinegéticas, por lo que a todo aquel que le sirvan de referencia estas líneas, bienvenido sea.
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Como evitar el miedo a los tiros en el perro de muestra
Hace ya unos cuantos años, cuando Zar era poco más que un cachorro en ciernes y empezaba a disfrutar de sus primeras salidas de campeo, cometí un error de bulto, de novato probablemente, que le llevo a coger miedo a los tiros.
Esto puede llegar a ser grave si no se trata con el suficiente cariño y dedicación, hasta el punto de anular por completo a un perro y dejarlo inservible para el ejercicio de la caza.
En mí caso, con paciencia y sentido común, pude recuperar al perro y disfrutar de muchas y memorables jornadas de caza juntos (lo sigo haciendo ahora), pero bien podría haber sido diferente y todo por errores derivados de mi propia impaciencia, falta de conocimiento y dedicación.
En cualquier caso, aquel episodio me arrojó un gran aprendizaje y, por ejemplo ahora que estoy a punto de incorporar un nuevo cachorro al equipo (ya os contaré), tengo claro que me tomaré mi tiempo para evitar el miedo a los tiros en el perro de muestra.
¿Qué errores cometí con mi setter?
En aquel momento, además del propio Zar, teníamos dos hermanos más de la misma camada, con cerca de año y medio los tres, y pensé que sería buena idea llevarlos al voladero y soltarles unas codornices para ver cómo se comportaban… Este fue mi primer error.
Lo curioso de todo este asunto es que no me gustan los voladeros, no creo en ellos y tampoco he ido más de dos o tres veces en mi vida, pero en aquel momento me pareció una gran idea…
Ya empezamos mal según llegamos al voladero porque estaba lleno de cazadores y en el momento de soltar a los perros, después de recoger las codornices, aquello parecía el desembarco de Normandía…
Es decir, el peor escenario para trotar a unos perros sin experiencia y, prácticamente, sin contacto previo con la caza.
Aquí cometí el segundo de mis errores, pues nada más ver el panorama, nos teníamos que haber vuelto para casa.
Pero hice todo lo contrario, me coloqué en la tierra que me habían adjudicado, fui soltando los perros de uno en uno y después de comprobar sus aptitudes (comportamiento, búsqueda, muestra, etc.) y quedarme más o menos satisfecho, les tiraba la codorniz, motivaba su cobro y les volvía a meter al remolque.
Es cierto que no percibí en ninguno de ellos un comportamiento extraño, ni reserva alguna en su momento de campeo, ni tampoco les vi retraídos, pero si debí prever que no era el mejor entorno para que «disfrutasen» y aprendiesen con aquellas codornices de granja.
Llegó entonces el turno de soltar a Zar y aquí cometí el tercer y más grave error… No dejar la distancia suficiente con el perro en el momento de abatir la codorniz.
No llegó a rozarle ningún plomo, pero si le pasaron lo suficientemente cerca como para asustarle, lo que unido al ambiente, terminó por quitarle las ganas de perseguir nada más.
Tampoco sus dos hermanos llegaron a casa en mejores condiciones, ya que pasados unos días, me di cuenta que los tres tenían miedo a los tiros.
Como quitar el miedo a los tiros en el perro de muestra
En este punto, cada maestrillo tiene su librillo. En mí caso, me limité a aplicar los dos conceptos que creo que funcionan mejor en estos casos: paciancia y sentido común.
Poco tiempo después del incidente del voladero se iniciaba la media veda y, como tenía coto en Báscones de Ojeda, me llevé los perros.
¿Y qué hice el día de la apertura?.
Coger mi vara de avellano y salir a dar un paseo bien prontito para ver, no sé…
Supongo que el campo, la densidad de codornices o, sencillamente, lamentarme y morirme de envidia viendo como el resto de cazadores disfrutaban con sus perros de levante en levante.
Pero bueno, llegó la 1 del mediodía, 30 grados a la sombra y en el cazadero no quedaba ni el apuntador, asi que volví a casa, cogí el remolque, los perros y me fui a una de las vegas del coto, que traía bastante agua y en la que, por supuesto, no había ningún otro cazador.
Abrí la puerta del remolque, solté a Zar y Nika (la escopeta se quedó guardadita en su funda) y les dejé que corriesen con tranquilidad.
Por suerte, aquel año fue bastante bueno de codornices y los canes no tardaron en encontrar los primeros pájaros.
Inicialmente, la reacción fue algo negativa. No se fueron corriendo al coche, pero digamos que tampoco las tenían todas consigo.
Asi que, mucho cariño y a seguir corriendo…
Y siguieron levantando codornices y entrando en calor, y más codornices, y las volvían a volar, y cada vez estaban más calientes, así que me fui al coche y, desde una distancia considerable, disparé la escopeta aprovechando el levante de una codorniz que tenían Zar y Nika a muestra… Todo bien.
En los lances sucesivos me fui acercando, pero muy poco a poco y asegurándome de disparar solo cuando el perro tenía el pájaro en muestra.
Dos horas y más de 15 codornices después, los perros estaban tan al rojo vivo que lo último que les preocupaba era el ruidito ese que sonaba cuando volaba una codorniz. Asi que les maté un par de ellas a cada uno y nos fuimos para casa con una sonrisa de oreja a oreja.
Por la tade y al día siguiente, no me confié. Busqué zonas menos pobladas de cazadores y tuve gran cuidado antes de soltar los cartuchos. Todo fenomenal.
Recomendaciones para evitar el miedo a los tiros en el perro de caza
Por desgracia, no siempre aplicamos la paciencia que toca para abordar con éxito las fases por las que debe atravesar nuestro cachorro y hay detalles, a los que ni siquiera prestamos atención.
Uno de ellos es el miedo a los tiros.
Cuando tiene la edad que consideramos adecuada, le llevamos a cazar con los veteranos, sale un pájaro y disparamos como en un día normal. ¿Y el cachorro?… A suerte o muerte…
Como os contaba al principio del post, estoy a punto de traer un cachorrito de setter inglés para casa y, entre otras cosas, para evitar el miedo a los tiros en el perro de muestra, haré algunas cosas como éstas:
- Ya en la propia perrera, hay quien recomienda poner música para generar ruido.
- Cuando soltamos a nuestro cachorro, en el momento de juego más intenso, hacer ruidos sordos, explotar globos, aplaudir.
- Tanto con caza salvaje, como de granja, considero que las primeras experiencias del cachorro deberían estar ausentes de disparos.
- En las salidas posteriores, siempre y cuando el cachorro esté atento y motivado con la caza, podemos empezar con una detonadora y a cierta distancia.
- Una vez que tenemos superada esta fase, podremos pasar a la escopeta, teniendo el mismo cuidado que con la detonadora.
Posibles reacciones del perro de caza ante los tiros
En general, el miedo a los tiros en el perro de muestra no se manifiesta de una única forma, cada perro es distinto.
Por un lado, he visto perros que relacionan el disparo con una especie de caza en concreto (normalmente, con la que les generó el trauma) y en cuanto la huelen, ponen pies en polvorosa, como mínimo, hasta llegar al coche.
Otros perros, sencillamente, se quedan bloqueados en el sitio sin moverse y, lógicamente, dejan de cazar.
Otros manifiestan su trauma modificando su patrón, su muestra o incluso, dejando de hacer ambas cosas.
En cualquier caso, si prestamos atención y observamos al cachorro, suele ser bastante sencillo identificar el problema.
A partir de ese momento, es cuestión de utilizar una metodología u otra para solucionarlo.
Hay quien sigue pegando tiros cuando ve que el perro se retrae, supongo que piensa que ya se hará (A la fuerza ahorcan, dicen…)
En mí caso, como ya he dicho, apliqué paciencia y sentido común… y me fue bien.
¿Te has encontrado alguna vez una problemática similar con uno de tus perros?. ¿Cómo la has solucionado?
¡Un abrazo y al monte!
Seguro que tienes mucho que aportar y estamos deseando escucharlo, así que te animo a que dejes un comentario en el formulario con tu opinión.
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Amante de la caza y la naturaleza, enamorado del setter inglés y sordero empedernido. Entre encinas, robles y hayas disfruto de cada instante que me ofrece el monte, alejándome cada vez más del lamentable postureo cinegético.
Bastante de acuerdo con lo que has escrito Álvaro.
Con la experiencia de los años y de haber subido muchos cachorros de casa y de fuera, aprendes a ver cuales son los cachorros que te pueden dar problema con los tiros y cuales no. Los perros que tienen un buen carácter como es de desear, pueden salir a cazar con escopeta el primer día. A los que no les ves ese carácter, es mejor hacerles un inicio a los tiros con entrenamiento de salón.
Cuando ya tienes un perro que ha adquirido el miedo a los tiros, un par de trucos para ayudar a quitar el miedo al joven perro son: Con la caza de pelo, cuando persiguen la caza de pelo no es lo mismo que perseguir un ave. Al no volar, el perro piensa que tiene la posibilidad de atraparlo. Con lo que detonar en la persecución es todavía mas afectivo que con un ave. El otro truco, que es de cosecha propia (se me ocurrió hace años leyendo a un adiestrador italiano de antaño), es detonar mientras el perro está de muestra, con la certeza de que tiene la caza delante. Este segundo truco a mi me ha funcionado bien. Mientras el perro persigue la caza que vuela, el tiempo del lance es corto, y el recuerdo de la detonación puede seguir presente cuando la tensión de la persecución ya ha desaparecido. Mientras que si detonas cuando el perro esta de muestra, este no pierde la tensión al saber que la caza sigue ahí, hablamos siempre de perros apasionados.
Un abrazo!
Buenas tardes,
Muchas gracias por la aportación al post, son dos buenos consejos que desconocía y me parecen super útiles. Tomo nota, aunque espero no verme en la situación de tener que recurrir a ellos 😉
Por suerte, con los dos cachorros que tengo (Uno de ellos, el que comentaba en el post), me ha ido bien y no hemos tenido problema con el tema de los tiros, al contrario.
¡Un abrazo y muchas gracias por comentar!
Un placer poder aportar algo.
Y lo dicho, lo mejor son cachorros equilibrados y apasionados y que nunca nos haga falta, pero por si acaso ahí lo dejo.
Caza y raza.
Un abrazo!!
Asi es. ¡Salud y buena caza!
Mi perro ya tiene un año y no a salido de la perrera ace unos días me fui a cazar con el y vi que al oír el tiro salió corriendo al coche al roto bólvio y ya estuvo con migo pero al rato ocurrió lo mismo
y quisiera que me dieran un consejo gracias
Hola Lorenzo,
Te voy a dejar dos consejos, uno para futuros cachorros y otro para el problema que tienes actualmente.
Para futuros cachorros, va muy bien hacer ruido y asociarlo a hábitos positivos cuando están en la perrera, como por ejemplo, antes de llevarles la comida, etc.
En cuanto al problema que tienes con el cachorro de año y medio, lo primero que yo haría es dejar aparcada la escopeta e ir trabajando con él con paciencia y sentido común, porque el problema es reversible, pero si persistes en él, te puedes acabar cargando al perro.
Debes proveerle de experiencias de caza, codornices o perdices de granja te pueden servir y como yo hice con el mío, dejar que vaya «cogiendo calor» hasta que veas que está totalmente centrado en buscarlas, ponerlas, perseguirlas, etc. Y cuando se dé esa situación, a larga distancia, en el momento que levanta una pieza, puedes empezar a incorporar ruido, bien de una detonadora, bien de cualquier otro artilugio, etc. Poco después y siempre a larga distancia, pruebas a disparar con la propia escopeta y sin perder paciencia, ni sentido común, te vas acercando hasta que le mates una pieza, de modo que el perro asocie el «estruendo» con el lance de caza y el cobro.
Suerte y aquí estamos para lo que necesites.
Un abrazo y al monte!