En esta ocasión, toma el testigo Eduardo Gutiérrez, sordero empedernido y Vicepresidente del CCB, para dar forma a este post de invitado: Los 7 pecados capitales con la becada.
Un artículo que ya publicó en la revista anual del Club de Cazadores de Becada y que hoy recicla para Cuaderno de Caza.
¡Os dejo en sus manos!
Índice de contenidos
- 1 Los 7 pecados capitales con la becada
- 2 Primer pecado capital con la becada: Lujuria
- 3 Segundo pecado capital con la becada: Codicia
- 4 Tercer pecado capital con la becada: Pereza
- 5 Cuarto pecado capital con la becada: Ira
- 6 Quinto pecado capital con la becada: Gula
- 7 Sexto pecado capital con la becada: Envidia
- 8 Séptimo Pecado capital con la becada: Soberbia
- 9 Reflexión final
Los 7 pecados capitales con la becada
Me resulta triste tener que escribir este artículo de opinión sobre los 7 pecados capitales con la becada, porque me considero cazador y sordero, pero quizás por ser la especie de moda actualmente, en la caza de la becada se están perdiendo los papeles.
Pongámonos en situación…
En el momento de escribir este artículo nos encontramos a finales de noviembre.
Por regla general, la temporada cinegética becadera está siendo buena y en mayor o menor medida, hay sordas para todos.
Bien, pues parece que a cierto tipo de «cazadores» no les parece suficiente y en los últimos días me llegan noticias de todo tipo de atrocidades cometidas en el monte, por individuos que dicen llamarse «sorderos».
Si según Sto. Tomas de Aquino, «un vicio capital es aquel que tiene un fin excesivamente deseable, de manera tal, que en su deseo, un hombre comete muchos pecados, todos los cuales se dice son originados en aquel vicio como su fuente principal».
Tomando este postulado como referencia, la sorda se ha convertido para algunos en un vicio capital, en una especie de caza tan deseada que provoca la comisión de los siete pecados capitales con la becada, hablando en términos cinegéticos.
Primer pecado capital con la becada: Lujuria
Olvidándonos de la acepción sexual del término, algunos autores consideran la lujuria como los pensamientos posesivos sobre otra persona.
En este caso esos pensamientos y actitud posesiva se genera sobre la arcea desde el momento en que hay individuos que consideran de su propiedad todas y cada una de las becadas del planeta y para matarlas (Ojo, hablo de matar, no de cazar) antes que nadie, no dudan en cortar la mano de los demás, en acudir a los disparos de otros cazadores, al sonido de los beepers en muestra e incluso llegan al extremo de abatir al vuelo una pieza mostrada y levantada por los perros de otro y no precisamente en ausencia del dueño de estos.
Cuando me lo contaron no salía de mi asombro…
¿Dónde quedó la educación y las normas no escritas de los cazadores?.
Segundo pecado capital con la becada: Codicia
Me asquea profundamente enterarme, como me acabo de enterar hace solo unas cuantas horas, de que alguien que conozco se dedica a vender becadas directamente a restaurantes o a «mayoristas», que a su vez las distribuyen.
Personas que cuando salen al monte no buscan una sorda, no buscan esa pieza de caza soñada, ni un lance para recordar, solo buscan un puñado de euros con los que saciar su avaricia.
De esa codicia, también se derivan otras dos faltas excesivamente habituales.
Tercer pecado capital con la becada: Pereza
Por un lado, la pereza de quien quiere acumular carne, pero no está dispuesto a sacrificarse pateando el monte o criando y enseñando perros, por lo que, de manera ventajista, se coloca al amanecer o durante el crepúsculo en los pasos de las becadas hacia las zonas de alimentación.
Raro es el día en que no mueren asesinadas unas cuantas de esta forma tan vil.
Personalmente, y olvidándonos de tiempos pretéritos en los que llevar carne a la mesa era una necesidad, me resulta imposible entender la satisfacción que puede sentir alguien al matar una sorda en tales condiciones cuando ni siquiera ofrece un tiro complicado.
Cuarto pecado capital con la becada: Ira
Por otra parte están los cupos, que merecen mención aparte.
Superar el cupo, aparte de ser ilegal, es sin duda poco ético pero…
¿Cómo calificar a alguien que duplica o triplica los cupos cada vez que puede?.
En este caso no sé si se trata de personas de carácter iracundo o más bien es la sensación interna que me invade cuando percibo este tipo de actitudes.
Quinto pecado capital con la becada: Gula
Derivado de la avaricia, ese consumo excesivo e irracional es la más clara expresión de gula becadera y, por desgracia, algo que se produce demasiado frecuentemente en nuestros montes, generando a su vez tal cantidad de excusas diferentes para justificar semejantes acciones, que tendríamos material para escribir un libro… o dos.
Sexto pecado capital con la becada: Envidia
Asimismo vemos reflejada la envidia en aquellos «cazadores», que lejos de disfrutar de la práctica de la caza y de sus perros, sienten la irremediable necesidad de pensar en lo que cazan o dejan de cazar aquellos que se encuentran a su alrededor y, comparándose constantemente con sus vecinos, se olvidan de disfrutar de sus propios lances.
En ocasiones, esta envidia enfermiza desemboca en ira, haciendo que quienes la padecen dediquen su tiempo y esfuerzos en procurar el mal al prójimo, porque se sienten mejor con la desgracia ajena, que con sus éxitos personales.
Séptimo Pecado capital con la becada: Soberbia
El más serio de los 7 pecados capitales con la becada, considerado además la principal fuente de la que derivan los otros, es la soberbia.
¿Cuántos de estos escopeteros se creen mejor que los demás por matar más que el resto?
¿Cuántos de ellos realmente disfrutan más en el bar, contando sus batallitas o enseñando las perchas de sus matanzas en las redes sociales, que en el monte?.
Como en esta vida a todo hay quien gane, las actitudes antes comentadas aún se pueden superar, pues existe un tipo de personaje, que en su afán por sentirse realizado como cazador, a pesar de su incompetencia, se dedica a difundir sus supuestas «hazañas» por doquier, habiendo ocurrido estas únicamente en su imaginación.
«Numeritis aguda» sin importar como.
Reflexión final
Diez días han sido suficientes para que haya sido testigo directo o fuentes fiables me hayan contado ejemplos de cada uno de los casos expuestos anteriormente y me preocupa.
Me preocupa porque estas actitudes son contraproducentes para nuestra afición, para la becada y para la caza. Me preocupa porque propician que se hable mal del colectivo de cazadores y hacen que la administración recele de nosotros. Me preocupa porque en definitiva, estamos haciendo las cosas mal.
No quiero finalizar con un mensaje pesimista, creo firmemente este tipo de comportamientos no son la tónica general, ni mucho menos, pero es responsabilidad de todos nosotros dejar de mirar para otro lado y acabar con ellos cuanto antes.
Salir al monte a disfrutar y predicar con el ejemplo esta en nuestras manos, hagámoslo.
¡Un saludo y buena caza!
Seguro que tienes mucho que aportar y estamos deseando escucharlo, así que te animo a que dejes un comentario en el formulario con tu opinión.
Y si te ha gustado este post de Eduardo Gutiérrez, sobre los 7 pecados capitales con la becada, puedes compartirlo en tus redes sociales desde los botones que encontrarás al final del post.

Amante de la caza y la naturaleza, enamorado del setter inglés y sordero empedernido. Entre encinas, robles y hayas disfruto de cada instante que me ofrece el monte, alejándome cada vez más del lamentable postureo cinegético.