Ya tenía ganas de que llegasen estas primeras jornadas de caza tras la becada, de andar entre hayas, chopos y encinas y de volver a rellenar la canana con cartucho de 32 gramos para salir al monte en compañía de mis setters.
Con esto no quiero desmerecer el clásico paisaje castellano, con sus vastas extensiones doradas, pues la Media Veda es una etapa cinegética que vivo con la máxima ilusión.
Pero es cierto que, como buen cántabro que soy, me va más el verde montaña que el amarillo trigo.
Porque inmerso en este bello paisaje montañoso, entre esos enclaves de privilegio natural que ofrece mi tierra, me siento realmente en casa.
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Primeras jornadas de caza tras la becada
Sin objetivos venatorios, pues todavía quedan unos días para recibir la ansiada visita de la Dama, estas primeras jornadas de caza tras la becada me han servido para reencontrarme con ese entorno que tanto admiro.
Todo estaba igual, en su sitio.
Más amarillo quizás, por la escasez de agua y abundancia de calor que nos ha traído Septiembre, pero sin perder un ápice de esa belleza salvaje y natural tan característica de la montaña cántabra.
El calor de estos días, alcanzando en algunos casos los 30 grados, ha sometido al monte en un estado de aparente tranquilidad silenciosa.
Un lejano corzo, una solitaria liebre escapando con urgencia hacia su encame y alguna que otra torcaz, son los únicos rastros de fauna cinegética que hemos encontrado en estas primeras jornadas de caza tras la becada.
Pero eso no nos ha impedido soltar las piernas y recorrer cada esquina del monte, intentando descubrir algún nuevo rincón o sendero, porque es cierto que en el coto, cada año se cierran unos y se abren otros.
Ni fauna, ni cazadores
Poco movimiento de fauna y aún menos de cazadores.
A pesar de los muchos meses que llevamos en casa sin poder salir al monte de forma legal, estas primeras jornadas de caza tras la becada no han servido de estímulo para volver a hacerlo.
Me imaginé un continuo trasiego de remolques y todoterrenos por la carretera, pero además del mío, creo que solo alcancé a ver dos o tres más…
Se está creando una temible estirpe de «cazadores de foro» más pendientes de escuchar lo que ocurre en redes sociales, que de salir al monte a descubrirlo por ellos mismos.
Y es que últimamente se está creando una temible estirpe de “cazadores de foro”, más pendientes de escuchar lo que ocurre en redes sociales o comunidades de caza, que de salir al monte a descubrirlo por ellos mismos.
Viven del oportunismo, esperando que otros les hagan el “trabajo sucio” anunciando a bombo y platillo la primera entrada de sordas en el foro de turno, para desempolvar la escopeta y salir corriendo a darle gusto al gatillo.
Así después podemos rellenar de contenido nuestro perfil de Facebook con el exitoso resultado del día.
¡Que se vea bien que somos grandes cazadores, coño!
El monte cada vez más cerrado
Es cierto que el esplendor natural de los meses de primavera y verano aún se mantiene.
Hasta que llegue el frío y con él, las lluvias y las nieves, no desaparecerá esa sensación de estrechez y angostura que muestra el monte ahora mismo.
Pero cada vez se recupera menos y se cierra más.
El abandono del hombre y el declive de la ganadería, entre otro aspectos, contribuyen a que el monte cada vez sea más inaccesible y complejo de andar.
Zonas que hace solo 5 ó 6 años eran totalmente practicables, hoy se han transformado en verdaderos muros insalvables.
Muy aprovechables para el jabalí o el corzo, en busca de resguardo.
Pero peligrosos y muy susceptibles de propagar incendios y causar graves daños.
Supongo que en algún momento, cuando ya no tenga remedio, alguna de esas “brillantes cabezas pensantes” que nos dirige, tomará cartas en el asunto y tratará de buscar soluciones…
Los canes con la lengua fuera
Como decía, el viento sur ha sido el verdadero protagonista en las primeras jornadas de caza tras la becada.
Y parece que lo va a seguir siendo, al menos, en lo que nos resta de mes…
Con temperaturas de hasta 30 grados, no he querido alargar en exceso ninguna de las jornadas, pues aunque hay muchas zonas con agua en el coto, los canes han sufrido de lo lindo.
Sé que es ilógico, pero a veces tengo la sensación de que sobreviven mejor al intenso calor seco de Castilla, que a las puntas de calor que tenemos aquí…
En cualquier caso, enseguida me demostraron que tenían tantas ganas de monte como yo, revisando cada esquina, a sabiendas de que no iban a encontrar nada, como si estuviesen en pleno mes de Diciembre.
Este fin de semana volveremos
Este fin de semana volveremos. Relajados todavía, pero ya con cierta tensión, porque… ¿Quién sabe, no?.
Mentalmente ya estoy empezando a preparar las jornadas del sábado y del domingo.
Qué perros voy a llevar, qué zona del coto voy a revisar en primer lugar o qué rincón será el más propicio para que se refugie una hipotética primera sorda…
Y mañana invertiré mi tiempo en preparar cada elemento del equipo con absoluto detalle.
Ropa, chaleco y chaqueta, beepers, cartuchos, complementos…
Todo colocadito, revisado, limpio y a punto.
Me gusta esta parte, casi tanto como la jornada en si misma, pues para mí, la caza empieza mucho antes de llegar al monte y termina bastante después de abatir el ave.
¡Mucha suerte y buena caza!
Y como siempre, si te ha gustado el post, no te olvides de compartirlo más abajo. A ti no te cuesta nada y a mí me haces un gran favor.

Amante de la caza y la naturaleza, enamorado del setter inglés y sordero empedernido. Entre encinas, robles y hayas disfruto de cada instante que me ofrece el monte, alejándome cada vez más del lamentable postureo cinegético.
Me gusta tu blog,suerte y continua así.
Un saludin desde Asturias.
Vicente
Muchísimas gracias Vicente.
Un saludo y gracias por comentar.