Esta temporada no encontramos el termino medio. O cazamos a 25 grados o volvemos calados hasta los huesos, pero sarna con gusto no pica, dicen y las ganas de salir al monte son notablemente mayores que cualquier obstáculo climático que se nos presente.
Si a esto le añadimos, que ya hace unos días que las Damas nos han honrado con su visita, el aliciente de vivir esos primeros lances de la temporada 2019, terminan difuminando cualquier atisbo de duda y nos empujan a salir, en lugar de quedarnos en casa al calor de la chimenea.
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Primeros lances de la temporada 2019
Me vas a tener que disculpar, pues las imágenes que acompañan este post, no son de la campaña en curso, sino de la anterior.
Con las manos agarrotadas de frio y el chubasquero, el gorro y los zahones supurando agua, lo último que me apetecía era sacar el móvil para inmortalizar nada.
Bastante tuvimos con superar la dureza de esta jornada bajo una incesante lluvia, que no nos concedió ni el más mínimo descanso, aunque si nos deparó la oportunidad de vivir los primeros lances de la temporada 2019.
Lances protagonizados por Crono, que no solo está confirmando el gran potencial que ya dejó entrever al final de la Media Veda, sino que está empezando a discutir el supuesto liderazgo de su hermano.
Y yo, claro, frotándome las manos con lo que puede acontecer el futuro acompañado de estos dos artistas.
La abundancia de caza les está permitiendo crecer
Siempre he defendido que la mejor medicina para el aprendizaje de un perro es encontrar caza.
A base de lances es como algo en su cabeza termina “haciendo click” y en ese momento, pasan de corretear infantilmente por el campo, a centrarse en buscar caza.
Y por suerte, este año hemos tenido mucho de eso.
Primero con la gran campaña codornicera que hemos disfrutado. Después, aquella jornada de caza de perdiz en Burgos les vino fenomenal (Por si no lo has visto, échate un vistazo al vídeo de la jornada, te gustará) y ahora, estos primeros lances de la temporada 2019 les están sirviendo para conectarse y demostrar muy buenos fundamentos.
Con suerte, si las becadas se dejan ver a lo largo del año, podré hablar de dos cazadores con todas las letras al terminarlo.
Un frío y lluvioso sábado de caza de becadas
De momento, ya es un gustazo salir al monte con ellos.
Haga sol o lluvia, calor o frío, son enérgicos, bravos, independientes, mueven terreno y además lo hacen con muy buen arte para su corta edad.
Y como aún no están resabiados del coto, algo que si les ocurre a los veteranos, se dejan llevar por distintas inquietudes, lo revisan todo y eso propicia encontrar sordas en zonas donde no las había visto nunca.
Las dos que volé el sábado, son un buen ejemplo de lo que escribo.
La primera de ellas la encontró Crono en uno de esos rincones que pocas veces visitamos, refugiada al pie de un haya que se levantaba rodeado de helechos.
Iba como un tren, a galope tendido, por lo que, para cuando detectó su emanación y llegó a bloquearla, ya la había encimado en exceso y la becada rompió en vuelo sin más contemplaciones.
Pude disparar a pesar de encontrarme algo lejos, pero por razones obvias, preferí quedarme expectante y observar la dirección que tomaba para, acto seguido, iniciar la rebusca.
Un segundo lance más bonito e intenso
Después de ese sorprendente encontronazo pasaron unos minutos, hasta que una relativa calma, volvió a apoderarse de Figo y Crono.
Solo entonces logramos poner orden a la rebusca y encaminar nuestros pasos en la dirección que correspondía.
Unos cientos de metros después, cruzamos una estrecha pista y nos sumergimos entre un mar de encinas de los que ya se pueden considerar como querenciosos.
Me asalta la duda de si se trataba del mismo pájaro o bien era otro diferente, pero nada más asomar el hocico por la cabecera de aquella boscosa arboleda, percibí en Figo cierta prudencia, echando la cabeza al suelo y buscando algún rastro que le confirmase sus primeras sensaciones.
Pero fue Crono, quien avanzó cuarenta o cincuenta metros y se quedó clavado como una estatua.
Figo lo acompañó segundos después a patrón y yo busqué la única alternativa que me dejaron para posicionarme, casi tan pendiente de la inminente arrancada de la sorda, como de disfrutar de aquel momento, con mis dos cachorros en muestra acechando una becada…
Porque estos son los instantes que verdaderamente nos hacen palpitar…
En esta ocasión aguantó un poco más. Diez, quince o veinte segundos, quien sabe. Los mismos que yo dediqué a gozar de la secuencia sin perder un ápice de concentración.
Luego todo ocurrió en un suspiro, como ocurre casi siempre con la bella Dama, que sin previo aviso, salió bravísima y tapándose con una de las muchas ramas de aquella encina en la que se alojaba.
Sin suerte, pero esperanzadores estos primeros lances de la temporada 2019
Me hubiese gustado abatirles esa becada, desde luego su esfuerzo bien lo merecía, pero fiel a su instinto supo zafarse y tampoco fuimos capaces de volver a localizarla.
En cualquier caso, volví al coche con una mueca sonriente, verdaderamente satisfecho aunque no pudiésemos ponerle la guinda al pastel y muy contento del trabajo de estos dos artistas.
Seguro que en próximas jornadas tendremos nuevas oportunidades y esas jornadas, no tardarán en llegar.
¡Un abrazo y al monte!
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Amante de la caza y la naturaleza, enamorado del setter inglés y sordero empedernido. Entre encinas, robles y hayas disfruto de cada instante que me ofrece el monte, alejándome cada vez más del lamentable postureo cinegético.