¡Qué ganas tengo de cazar!
Tengo ganas de Agosto, de desveda, de despertador zumbando a las 05:00h, de viajes, de termo de café, de charlas de coche esperanzadas, de frescos amaneceres, de campo y de rastrojo.
Tengo ganas de Castilla, de codornices, de perros, de lances, muestras y patrones, de aciertos y errores. Tengo ganas de cada uno de esos momentos que los cazadores aún consideramos pequeños reductos de libertad.
Índice de contenidos
¡Qué ganas tengo de cazar!
Mucho ha llovido desde que nos cerró la puerta la general.
Mucho tiempo, demasiado, tanto, que casi parece una eternidad.
Y qué dura se torna la espera cuando no queda más remedio que soportarla.
Seis meses… No es para hacer un drama, dirás, pero es que esos seis meses parecen años si atendemos a su lento transcurrir.
Una larga travesía que depara en un efímero aprovechamiento, pues la campaña codornicera dura lo que un leve suspiro, pero no por ello voy a dejar de disfrutarla.
¡Qué ganas tengo de cazar!
Me asaltan las mismas preguntas de siempre
Se va acercando esa desveda de Agosto y aunque parece que cada año es lo mismo, en todos es diferente.
Coinciden las preguntas, esas mismas dudas que siempre me asaltan llegada esta etapa: «¿Habrá codornices en la apertura?». «¿Habrán criado bien?». «¿Qué tal estará la cosecha?». «¿Será una buena temporada?».
También coincide la ilusión y la esperanza por encontrar una respuesta positiva a todas ellas, que redunde en una temporada venatoria para el recuerdo.
Lo distinto, lo que siempre cambia, es la realidad que nos encontraremos el día señalado, pero es algo que se escapa de nuestro control.
Si algo he aprendido es que, a la hora de la verdad, pocas previsiones tienen validez, por eso… ¿Qué más da?.
Lo importante no es cazar, si no estar cazando
Lo importante, lo que ansío, lo que puedo dominar, es esa experiencia cinegética que año tras año me genera un estado de plenitud incomparable.
Esos momentos de libertad en pleno campo, acompañado de mis setters, sin tareas pendientes, sin relojes, ni compromisos, tan solo atento a los designios que esa brava naturaleza nos tenga preparados.
Y al acabar, cuando finalice la jornada, me habrá dado igual colgarme diez o un ciento, pues el diablo, por viejo, que no por diablo, me ha enseñado que lo importante no es cazar, si no estar cazando.
Y… ¡Qué ganas tengo de cazar!
¡Un abrazo y al monte!
Seguro que tienes mucho que aportar y estamos deseando escucharlo, así que te animo a que dejes un comentario en el formulario con tu opinión.
Y si te ha gustado este post titulado: ¡Qué ganas tengo de cazar!, puedes compartirlo en tus redes sociales desde los botones que encontrarás al final del artículo.

Amante de la caza y la naturaleza, enamorado del setter inglés y sordero empedernido. Entre encinas, robles y hayas disfruto de cada instante que me ofrece el monte, alejándome cada vez más del lamentable postureo cinegético.