Hay una pregunta que sobrevuela a todo cazador, con la que se le cuestiona de vez en cuando, cuya respuesta todos conocemos y tenemos interiorizada, pero que a menudo nos cuesta expresar en palabras: ¿Qué significa la caza para ti?.
Es curioso cómo a veces, el sentimiento más sencillo de explicar, puede elevarse hasta el grado de lo complejo…
¿Verdad?.
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¿Qué significa la caza para ti?
Una pregunta de este calibre siempre repercute en multitud de interpretaciones y posibles respuestas, pues se trata de una valoración muy personal e intransferible.
Hay quien resuelve la cuestión ligando el argumento con la perspectiva más emocional y hablando de afición, de pasión o incluso, de una forma de vida.
Por el contrario, otros se inclinan por abrazar las razones que hacen de la caza una práctica necesaria y reconocen que para ellos se trata de un medio para controlar especies, gestionar ecosistemas o adquirir alimento saludable de forma ética y justa.
Personalmente, cuando me veo en la situación de responder a esta pregunta, suelo utilizar tres palabras que resumen a la perfección mi sentimiento venatorio: instinto, respeto y dedicación.
Quizás una pregunta de carácter tan profundo y personal como: ¿Qué es la caza para ti?, debiera exigir una exposición más amplia que el recurso ágil de estos términos.
Pero a veces los largos discursos terminan por traicionar el mensaje que transportan y tampoco, o al menos no necesariamente, implican una carga de realidad mayor que la síntesis de tres valores que representan muchísimo más de lo que pueda parecer.
La caza es instinto…
La caza nos permite poner en valor nuestros orígenes, volver sobre ellos y recuperar nuestras raíces.
A través de la acción venatoria logramos extraer parte de la esencia que llevamos dentro, de lo que somos y de ese instinto cinegético, que aunque en algunos casos permanezca escondido, nunca nos ha abandonado.
Parafraseando a Ortega y Gasset, la caza torna paleolítico al hombre civilizado y le procura unas vacaciones de humanidad.
Porque continuamos siendo un ser más dentro de la naturaleza, en plena comunión con ella, partícipe de los ciclos de vida y muerte, valorando que el sacrificio de la muerte, da lugar a la continuidad de la vida.
La caza es respeto…
Para mí no existe otra forma de relacionarme con la naturaleza y con la fauna que lo habita que a través de la ética, la justicia y el respeto.
Entiendo el lance de caza como la competencia entre el cazador y el animal que busca sobrevivir, pero éste debe basarse en una confrontación de nuestros instintos y capacidades, pues solo cuando nos requiere el máximo esfuerzo y audacia, podremos decir que nuestras suertes han discurrido de forma honorable.
De este modo, una vez nos haya entregado su vida, tendremos conciencia para rendirle merecido homenaje.
La caza es dedicación…
Y sin duda, la caza también es dedicación.
Difícilmente podríamos resumir nuestra condición de cazadores en 4 meses de veda, pues la exigencia en realidad, trasciende mucho más allá de lo que acontece en la propia jornada.
Desde el cuidado de nuestros perros, su alimentación, entrenamiento y bienestar, hasta el compromiso implícito con el entorno natural, contribuyendo a socorrer y conservar ese escenario que consideramos nuestra casa.
Es por esto que el cazador, lo es a lo largo de los 365 días del año.
Conclusiones
Estas son mis motivaciones, mi forma de entender la caza y un resumen de lo que significa para mí.
Es posible que compartamos algún punto, en otros, tus razonamientos diferirán de los míos, pero igualmente serán loables, pues te pertenecen a ti.
¡Un abrazo y al monte!
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Amante de la caza y la naturaleza, enamorado del setter inglés y sordero empedernido. Entre encinas, robles y hayas disfruto de cada instante que me ofrece el monte, alejándome cada vez más del lamentable postureo cinegético.
Poco que añadir a ti y mucho menos a Ortega.
Para mí es la forma de volver a ser yo, de quitarme el moderno disfraz que no me pertenece y vivir mi verdadera realidad.
Lastima tener que usar escopeta, rifle y arco y no poder cazar con lanza y taparrabos.
Un placer compartir contigo afinidades amigo.
¡Un abrazo y al monte!