Cazador y furtivo son dos términos que para nuestro lamento van ligados, a pesar de tratarse de conceptos tan sumamente distintos, tan diferentes, que quien es cazador, con todas las letras, siempre ha mostrado y mostrará su más enérgico rechazo al furtivismo.
Pues como buenos conservacionistas, amantes del campo y de los animales, no va en nuestro ánimo infligir acciones que perjudiquen aquello que consideramos nuestra casa.
Y, por supuesto, criticamos con dureza a todo aquel que la daña.
¡El furtivismo no es caza!
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El furtivismo no es caza…
Nuestra actividad en general y el colectivo de cazadores en particular, es vilipendiado con cierta vehemencia cada vez que aparece en los medios alguna noticia relacionada con acciones de furtivos.
Claro está, en muchas ocasiones, la motivación de quien nos ataca responde a un simple oportunismo, pues a pesar de entender y conocer a la perfección la diferencia entre cazadores y furtivos, difama y utiliza demagógicamente los recursos que tiene a su alcance para hacer daño y volcar a la opinión pública en nuestra contra.
Porque gran parte de esa “opinión pública” es incapaz de pararse a pensar y valorar el distanciamiento que hay entre un término y el otro.
Pero por mucho que unos pocos quieran insistir y embarcarnos en el mismo navío, tenemos poco que ver y como ejemplo, somos los primeros en mostrar el máximo rechazo al furtivismo.
¿Diferencias entre cazador y furtivo?
La diferencia entre cazador y furtivo es obvia. De hecho, la Ley se encarga de establecer el marco que nos separa, pues todo aquel que la corrompe, se le encasilla en la segunda clasificación.
Pero hay muchos, muchísimos otros aspectos que sirven para entender las pautas de comportamiento de uno y otro.
El primero, el que para mí es más esclarecedor, es nuestra pasión por el entorno y la forma en que disfrutamos de él.
En este mismo blog, he explicado más de una vez el significado que tiene la caza para mí y desde luego, va mucho más allá del ejercicio de apretar un gatillo.
Los elementos de motivación en el furtivo, por el contrario, difieren muchísimo de nuestra forma de ver la caza.
Bien en la búsqueda de hacer negocio, bien porque está totalmente desprovisto del sentido de la ética o directamente, porque es un acérrimo depravado que no respeta nada y solo disfruta quemando pólvora o haciendo daño.
Pero comparar a un cazador, con un furtivo, es como intentar encontrar coincidencias entre el día y la noche.
Los cazadores nos vamos depurando
Otro elemento destacable en el cazador es que es perfectamente capaz de identificar qué prácticas están desfasadas y buscar su corrección.
Somos plenamente conscientes de que el campo está cambiando sustancialmente, porque las tendencias de hace 20 años poco tienen que ver con la realidad de hoy día.
Y tenemos muy presente que el ejercicio de la caza debe ser sostenible y que el equilibrio natural de las especies siempre debe estar por encima de nuestros propios intereses cinegéticos.
Y aunque no somos perfectos, aunque erramos, como lo hacen el resto de seres humanos, también disponemos la capacidad de reflexionar, para cuestionar nuestros hábitos y buscar constantemente elementos de mejora que nos permitan seguir teniendo un impacto puramente natural en el medio y con las especies que lo habitan.
La caza en global, muestra rechazo al furtivismo
Entidades, asociaciones y representantes del sector cinegético, del mismo modo que nosotros como cazadores, somos los primeros en sumarnos a la protesta, mostrando rechazo al furtivismo, persiguiendo aquellos que corrompen las leyes naturales e incluso siendo parte activa de la denuncia.
Sin ir más lejos, este mismo año, la RFEC logró identificar al protagonista del lamentable vídeo en que maltrataba un zorro después de abatirlo y puso la consecuente denuncia, proponiendo al resto de CC.AA que actuaciones de este calibre, implicasen la pérdida de licencia y tarjeta federativa de por vida.
Un ejemplo claro de nuestra actitud hacia quien no es capaz de respetar el medio que nos rodea.
Aunque yo personalmente, ante este tipo de acciones, sería bastante más drástico…
¡Un abrazo y al monte!
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Amante de la caza y la naturaleza, enamorado del setter inglés y sordero empedernido. Entre encinas, robles y hayas disfruto de cada instante que me ofrece el monte, alejándome cada vez más del lamentable postureo cinegético.
Buena exposición de ambas diferencias.
Las motivaciones de ambos son diferentes aunque lleven los dos un arma.