Tercera semana de la Media Veda y aunque la densidad de codornices ha ido decreciendo desde la apertura, aún pudimos encontrar suficientes pájaros para disfrutar de los cachorros.
Unos cachorros que están devolviendo la confianza depositada en ellos a base de mostrar sus mejores credenciales.
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¿Te ha quedado alguna para Septiembre?
La caza requiere de cierto poso para hacer las cosas bien y a estas alturas de la temporada, con varias jornadas a las espaldas, es más fácil alcanzar esa templanza necesaria para minimizar errores, que en los primeros días, cuando, queramos o no, destacamos por una notable sobrecarga de tensión, ilusión y nervios.
Ahora se ven perros más centrados campeando por el rastrojo y cazadores más comedidos a la hora de disparar, lo que asegura un mejor aprovechamiento en cada encuento con las africanas.
Y en esas estamos nosotros, con los cachorros creciendo día a día, afianzando sus instintos y llevándolos a examen constante, con una codorniz bastante exigente, pero que hasta ahora no ha perdido el compromiso de acudir a la cita.
Valorando esta tercera semana de la Media Veda, preveo cambios
Hasta ahora, creo que podemos considerar la presente, como una muy buena temporada de codorniz, al menos, en aquellas zonas donde los peines de las cosechadoras han llegado más tarde.
Pero con las lluvias del fin de semana y la urgente retirada de paja de los campos, es posible que suframos variaciones en los próximos días.
Personalmente, me estoy encontrando ciertas agrupaciones de codornices que antes no percibía y ya hay quien empieza a manejar la opción de que se estén cebando para marcharse.
De todos modos, que no cunda el pánico, pues si las nuestras se van, otras viajeras europeas vendrán a sustituirlas, aunque sea de forma temporal…
O al menos, ese es mi deseo.
Por cierto, después de leer mi experiencia en esta tercera semana de la Media Veda, no dejes de echar un veo a los dos artículos con los resúmenes de las primeras jornadas:
Jornada del martes 27 de Agosto
Afincado ya en en un pueblecito de Palencia por unos días, se acabaron los madrugones y los viajes.
Esto también me dio la oportunidad de salir al campo las cuatro jornadas de esta tercera semana de la Media Veda, empezando por este mismo martes.
Un martes que disfruté tranquilo, relajado, prácticamente aislado en el páramo de Valcuende, caminando en calma por las tierras, con Figo campeando a mi lado, encontrando un buen puñado de lances, a cada cual más bonito y mejor resuelto…
Caza en estado puro…
Pues pocas cosas hay mejores que disfrutar de la soledad del monte en compañía de un can que vive con la máxima afición e intensidad cada instante que nos concede la jornada.
Y así, poco a poco, sin ninguna prisa, logramos levantar 6 codornices que nos dieron mucho juego y entretenimiento, antes de cambiar de zona y visitar la vega de la Virgen del Rabanillo.
Más lances en la vega
Allí, en la vega, cambié de perros, pero no de suerte, pues en algo menos de una hora, Crono y Darko tuvieron su oportunidad, aunque no aprovecharon de igual forma las cuatro codornices que alcanzamos a ver.
Al uno, por veterano, poco hay que decirle, más allá de disfrutar observando su trabajo, a pesar de que sus cualidades cinegéticas destacan mucho más en invierno y tras las becadas.
En un rato logró poner dos codornices, las mismas que volvió a atropellar Crono, quien sigue encontrando caza, pero no la templanza de pararse y mostrarlas.
Diez codornices, en cualquier caso, para cerrar una bonita mañana de caza.
¿Qué más se puede pedir?
Jornada del jueves 29 de Agosto
El rocío de la noche me invitó a iniciar la jornada en los soleados centenos del páramo del Rabanillo, pero a diferencia del martes anterior, decidí invertir los papeles y soltar a Crono en primer lugar.
Nada más bajar del remolque y empezar a campear por el rastrojo, percibí en él una mentalidad diferente, como si algo hubiese cambiado en las últimas horas.
Más centrado, más constante y muy pasional, recorría las hileras de paja con esa traza que hasta entonces había echado de menos.
Observándole, tenía la seguridad de que ese iba a ser el día y no me equivoqué, pues su primera codorniz a muestra no se hizo esperar.
Después de cobrarla se encendió aún más y fijó la búsqueda con mayor ahínco, hasta que minutos después, lo vi revolver ansioso el interior de un abultado lombío.
De pronto se quedó clavado y segundos después, botó un nuevo pájaro que intentaba huir hacia los robles cuando cayó abatido de un certero disparo.
¡Qué ilusión verlo cazar!
Como dice un buen amigo, ese día en que la cabeza les hace “click” es una pasada y aunque le ha costado algo más que a su hermano, la espera y la confianza, valieron la pena.
Crono ya estaba en marcha…
Ya lo tenía en marcha, metido en caza y buscando con ganas una nueva emanación que esta vez si se hizo esperar.
El eco de los disparos en el coto era frecuente, lo que me confirmaba que codorniz había, aunque con un joven cazador en ciernes, nos costase un poco dar con ellas.
Sin coger el coche y después de visitar una fuente en la que refrescarnos, nos fuimos acercando a la ermita de la Virgen del Rabanillo para cazar las fincas aledañas.
Estaban sin paja, pero el rastrojo tenía cierta altura y me pareció tan buen sitio como otro cualquiera.
Tuvimos suerte y allí encontramos dos lances más, perfectamente resueltos por Crono, que estaba disfrutando de la jornada casi tanto como yo.
Su quinta gallinácea de la mañana llegó poco antes de alcanzar el vehículo, en una tierra que ya habíamos revisado, pero esta vez se fue larga y sin opción de llegar a tirarla.
Cambio a la vega del Rabanillo
El segundo turno, protagonizado por Figo, discurrió en la vega de la Virgen del Rabanillo, justo debajo del páramo en el que habíamos cazado las primeras horas.
El martes me dio la sensación de que había más codorniz en esa zona y quise volver para comprobarlo.
Salió Figo con ganas, con muchas ganas, como en él es habitual, pero en lugar de pisar el rastrojo, se inclinó por rastrear el hierbazal que se ubica al otro lado del camino y yo decidí seguirlo.
Fue una gran iniciativa, porque allí volamos dos codornices más, una preciosa hembra que si pudimos cobrar y una segunda coturna que estuvo más hábil e inició el vuelo sin concederme opción alguna.
Un lance muy cabezón
Pero el mejor ejemplo de la evolución de Figo estaba por llegar.
Cansado de caminar por el accidentado hierbazal, terminé por salirme al camino e ir revisando con Figo las acequias de ejercían de linde entre las fincas.
No nos ofrecieron lo que esperaba, pero el cachorro se está acostumbrando a buscar ahí y esto me gusta, pues son entornos que esconden mucha codorniz.
Minutos después, cuando ya enfocábamos el final de la jornada, Figo cortó en seco su eléctrica carrera para revisar un lombío.
La velocidad se transformó en prudencia y después en obsesión.
Lombío arriba, lombío abajo, de pronto cogía unos metros para volver con el viento a su favor, se paraba, pegaba la nariz al suelo, guiaba unos metros, se metía entre la paja, salía y volvía a reconocer el lombío con la misma intensidad que la vez anterior…
El caso es que se estaba mostrando muy cabezón, una cualidad esencial en esta modalidad de caza, pero no terminaba de fijar la muestra y yo empezaba a pensar que no había nada, cuando de pronto se quedó clavado, en una quietud firme, sabedor de que a pocos metros tenía la codorniz que tanto le había costado ubicar.
Estaba cerca, fue un disparo fácil y no fallé, pero mientras cobraba aquel pequeño pájaro, no podía dejar de sorprenderme por la actitud cabezona y tesonera de un cachorro de solo 15 meses, que no había parado hasta lidiar con su objetivo y resolverlo con total veteranía.
Hay madera, desde luego…
Sábado 31 de Agosto
Para este sábado en el que volví a gozar de la inestimable compañía de mi mujer, elegimos el páramo de Bascarrión como zona de inicio y esta vez a Figo como protagonista para las primeras secuencias del día.
Más ambicioso que nosotros esa mañana, pues nos costó un rato desperezarnos, cazó incluso algo más largo de lo que venía siendo habitual en él.
Supongo que le sentó bien pegarse todo un viernes tirado a la bartola y campeaba por ello con energías renovadas.
Media hora le costó detectar la primera codorniz, que salvó el envite inicial saliéndose rápido y sin darnos opción a llegar, pero que no pudo escapar de la segunda muestra del cachorro.
Cuatro pájaros más logramos levantar en aquella basta extensión de centeno que teníamos para nosotros solos, hasta que un sol abrasador y más de 25 grados a las 9 de la mañana, nos movieron obligadamente a la vega del pueblo.
Turno de Crono, que sigue creciendo
En la vega, cerquita del agua y de ese refresco tan necesario para los perros, alargamos hora y media más la jornada, amenizados con nuevos lances a muestra de Crono, que desde el jueves, parece un perro totalmente diferente.
Trabajador, constante, aguerrido y dejando síntomas de una inmensa nariz, nos regaló tres cobros, uno de ellos, especialmente destacado, precisamente por insistir y terminar sacando una quedona codorniz que se resistía a abandonar su refugio debajo del lombío.
Doy por hecho que se dejará mucha caza atrás, pues solo es una joven promesa degustando sus primeras experiencias venatorias, pero su explosión es con diferencia, la mejor noticia de esta tercera semana de la Media Veda.
Por la tarde, otro lance memorable
El intenso calor del día nos obligó a reducir a poco más de una hora el campeo de esa tarde, ya que no queríamos exprimir más de lo necesario a los cachorros.
Volvió a salir Figo en primer lugar, en el páramo de Bascarrión, cerca de las tierras que habíamos cazado a primera hora de la mañana.
Solo tuvo una oportunidad, pero la resolvió bien, muy bien, con una bonita guía que determinó una parada posterior, su consiguiente disparo y el cobro de una hembra, seguramente, nacida este mismo año.
El segundo y último lance, sin embargo, superó con creces al primero.
Como se nos echaba la noche encima, abrí el remolque para que Crono y Darko acompañasen a Figo en el rastrojo.
Como era de esperar, los tres se picaron a correr y se fueron excesivamente largos, pero en una de esas, me sorprendió Crono frenando en seco su frenética carrera, girándose y quedándose quieto mientras señalaba un punto fijo entre la paja.
No podía fallarle esa codorniz y no lo hice.
Y eso que me costó salir del estado de sorpresa que me había producido la escena…
Con este momento épico cerramos la jornada.
Menos productiva que en días anteriores, pero entretenida y especialmente ilusionante.
Domingo 1 de Septiembre
Aperturábamos Septiembre y cerrábamos un fin de semana que podríamos titular de “luces y sombras”, pues aunque pusimos nuestro mayor empeño, nos fuimos para casa a las 10:30h sin ver rastro de pluma.
Dos horas en la vega de entrada al pueblo y otra más en el páramo del Rabanillo, no nos ofrecieron ni una triste muestra y tampoco el ruido de las escopetas cercanas era mucho más ameno que el nuestro.
Para ser la tercera semana de la Media Veda, no me puedo quejar de los resultados, principalmente, porque había venido a meter en caza a los cachorros y ese objetivo está más que cumplido.
Pero el título de este post también es indicativo de las sensaciones que me generan las dos semanas que aún nos restan de temporada.
No sé si se han marchado o están escondidas.
Tampoco sé si tendremos oportunidad de disfrutar de algún corrillo o de esas otras viajeras de vuelta, pero el bolo dominical, me ha dejado un pelín frío…
¡Un abrazo y buena caza!
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Amante de la caza y la naturaleza, enamorado del setter inglés y sordero empedernido. Entre encinas, robles y hayas disfruto de cada instante que me ofrece el monte, alejándome cada vez más del lamentable postureo cinegético.